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"El Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen." Santa Teresa de Ávila
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lunes, 27 de abril de 2015

CARTA DE UNA ANCIANA IRLANDESA, DIRIGIDA A SU CUIDADORA. ENCONTRADO ENTRE SUS EFECTOS PERSONALES TRAS SU MUERTE




¿Qué ves tú, tú que me cuidas? ¿Qué ves tú? ¿Cuándo me miras, qué  piensas tú?

Una vieja arisca, un poco loca, con la mirada perdida como inexistente. Que se babea cuando come y nunca contesta. Que cuando le dices con voz firme ¡atenta!, parece no prestar atención a lo que haces, y continua perdiendo sus zapatos y sus medias.

Quien de manera dócil o no, te deja hacer a tu antojo en el baño y sus comidas, para ocupar sus días largos y grises.

 

¿Es esto lo que tu piensas? ¿Es eso lo que tú ves?

Te voy a decir quién soy, aquí sentada, bien tranquila.

Me desplazo cuando tú me mandas, cómo y cuando tu quieres.

Soy la última de diez hermanos, con un padre y una hermana. Tengo hermanas y hermanos que se quieren.

Soy una chica de dieciséis años, con alas en los píes, que sueña con encontrar pronto  un novio.

Casada, recuerdo las promesas que hice ese día.

Tengo ahora veinticinco años. Mis hijas necesitan que les construya una casa.

Mujer de treinta años. Ellos crecen rápidamente. Estamos unidos con lazos que perdurarán.

Cuarenta años. Pronto ellos no estarán más aquí. Pero mi marido está a mi lado y velará por mí.

Cincuenta años. De nuevo juegan alrededor mío.  Me veo de nuevo aquí con niños y con mi marido.

He aquí días negros. Mi marido muere. Miro el futuro temblando de miedo pues mis están ocupados criando a los suyos, y pienso en los años, y en el amor que he conocido.

Yo soy ahora una vieja, y la naturaleza es cruel, que se divierte haciendo pasar la vejez por locura. Mi cuerpo, se va. La gracia y la fuerza me abandonan.

Hay ahora una piedra, allí donde antes tuve corazón. Pero en este pellejo, la muerta, vive, y su corazón se hincha sin descanso. Me acuerdo de mis alegrías y de mis penas, y de nuevo siento la vida y la amo.

Vuelvo a pensar en los años pasados, demasiado cortos y pasado demasiado rápidamente.

Y acepto esta realidad implacable, que nada puede durar.

Abre los ojos, tú que me cuidas y mira. No a la vieja arisca. Mira mejor.

Tu, me verás.

(Anónimo)

viernes, 10 de abril de 2015

10 cosas terribles que esposos horribles hacen a sus esposas



  • Está bien, tal vez no seas un marido horrible, pero hay algunas cosas bastante terribles que definitivamente no deseas que se cuelen en tu matrimonio. Tu mujer merece algo mejor que un marido con cualquiera de estos diez feos hábitos.
  • 1. Criticar

    Por favor, cuídate y no caigas en la trampa de criticar a su esposa. Elije ver lo bueno en tu esposa. Felicítala por todas las cosas que está haciendo bien. La próxima vez que te den ganas de decirle algo que no te gusta de ella, dale la vuelta y dale elogio sincero. A ella le va a encantar
  • 2. Controlar, como un ser TRIOPE

    Lo creas o no, tú no siempre tienes razón. Y tu bella esposa es muy buena al tomar sus propias decisiones (y por lo general toma muy buenas decisiones: tú fuiste una de ellas). Así que deja de sentir la necesidad de controlar para dónde va, lo que está haciendo, lo mucho que gasta, y demás. En lugar de hacer hincapié en eso, trabajen juntos como equipo, alentándose y apoyándose mutuamente. Deja que tu esposa sea ella misma, y dale alas para que vuele.
  • 3. Tratarla como un objeto

    ¡Por favor, marido! Tu esposa no es un objeto. Ella es tu esposa, tu mejor amiga y tu reina. Ella merece tu máximo respeto, sobre todo cuando se trata de la intimidad sexual. Siempre respétela y respeta su cuerpo. Esfuérzate en establecer una conexión emocional y confiar el uno en el otro antes de pensar en compartir la intimidad sexual con tu esposa. El sexo puede ser la cosa más unificadora y hermosa en el matrimonio cuando ambos se tratan mutuamente con respeto.
  • 4. No prestar atención

    Tienes una esposa: eres un tipo con suerte. Por favor no te olvides de ella. Nunca estés tan ocupado como para llamarla, enviarle un mensaje o notar cuando entra a un cuarto. La próxima vez que la veas, dale un abrazo y dile que la amas. Hazle saber que ella es tu máxima prioridad, ponla de primer lugar en tu vida —por delante del trabajo, del tiempo con tus amigos o de un partido de futbol—. Siéntate en el sofá y habla con ella. Cuéntale de tu día, de lo que piensas, de tus preocupaciones y tus experiencias divertidas. Ten cuidado, o pronto te darás cuenta que las chispas de repente comienzan a volar.
  • 5. Utilizar un lenguaje grosero o sucio

    ¿Qué pasó con esto? Tú no eres un adolescente (y aunque lo fueras, las malas palabras no son realmente apropiadas). Cuida tu vocabulario. Esfuérzate por evitar decir groserías, usar un lenguaje soez o sucio. Te sorprenderán todas las otras palabras que existen para expresar tus sentimientos. Tu esposa se merece escuchar palabras que un caballero utilizaría, no un patán. Cómprate un diccionario. Bueno, quizás no tanto como eso, pero prueba algunas nuevas palabras. Tu esposa estará recontra feliz y otros pensará que eres más inteligente.
  • 6. Ver pornografía

    Esta es una manera segura de arruinar tu matrimonio, tu vida y tu futuro. En pocas palabras, no veas pornografía o dejes que tus ojos se "deleiten" viendo lo que no deberían. Analízate y escoge un camino más excelente. Si estás atrincherado en la fea costumbre de ver pornografía, busca ayuda profesional (hay muchos buenos recursos para ayudarte a superar esa adicción). Busca ayuda profesional para comenzar el proceso de librarte de esa adicción. Tienes que querer el cambio para ti y para tus seres queridos. Así que analízate seriamente y decide qué tipo de vida realmente quieres.
  • 7. Tener expectativas demasiado altas

    La última cosa que tu dulce esposa necesita escuchar es que ella no está a la altura de tus expectativas poco realistas. Por favor no compares por el cuerpo de su esposa, habilidades para mantener un presupuesto, o habilidades para ser mama CON NADIE. Tus comparaciones, con el tiempo, aplastan su autoestima. Decídete a ser amable, paciente, a perdonar y ser flexible. Cuanto más hincapié hagas en todas sus cualidades positivas, más naturalmente empezará a vivir a la altura de tus elogios y convertirse en la mujer que tú describes.
  • 8. No ayudar en la casa

    ¿En serio? Puede ser que tú cubras gran parte de los gastos de la casa, o todos, pero eso no significa que tú puedes llegar a echarte en el sofá mientras tu esposa limpia, organiza y lava platos día tras día. Sé un mejor esposo y ayuda tú también. Limpia el inodoro (sí, el mismo que utilizas todos los días), ve de compras al súper o lava los platos (¡Ay! ¡Qué horror!). Tú y tu esposa son un equipo y deben trabajar hombro con hombro en crear la casa de sus sueños.
  • 9. Perder los estribos con frecuencia

    Tú eres un hombre adulto. Gritarle a tu esposa no es correcto, eficaz o útil. Golpearla está completamente fuera de límites —ni se te ocurra—. Volverse iracundo, arremeter físicamente, lanzar cosas y amenazar, todas ellas son formas de abuso. Puedes y debes aprender a controlar tu temperamento. Puedes aprender a responder con calma y con amor. Al hacerlo, tu esposa se sentirá segura contigo y le encantará estar a tu alrededor.
  • 10. Vivir en mentiras y engaños

    Si tú piensas que puedes echarte una escapada con una muchacha del trabajo y tu esposa nunca sabrá, entonces te estás engañando a ti mismo y te espera una muy desagradable sorpresa. Y honestamente, aun si tu esposa nunca se entera, sigue siendo malo. No deshagas todo lo que realmente vale la pena por un fugaz momento de placer. Elige ser honesto. Elige ser leal. Vive a la altura de esas promesas que le hiciste cuando ella era tu novia. Sí, ella merece todo eso y mucho más.
    Después de todo esto, si te viste reflejado en cualquiera de estos hábitos desagradables, no te rindas. Más bien decide ser un mejor esposo y comienza a cambiar. Traza un camino hoy que te llevará a ti y a tu esposa al tipo de matrimonio de: "y vivieron felices para siempre" que siempre has querido.

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