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"El Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen." Santa Teresa de Ávila
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martes, 31 de mayo de 2011

¿Se puede ser una súper mamá?








Hay una serie de mitos que se han propagado en torno a la maternidad y la "facilidad" con que las mujeres de hoy en día podemos combinarla con la realización profesional. Pero más allá de un simple trabajo, éste se ha extendido a exhaustivas jornadas de más de ocho horas.
¿Acaso se puede ser una buena madre, alcanzar la cumbre en el mercado laboral y brindar una formación y educación adecuada y oportuna a los hijos? ¿Es verdad que se puede ser una "súper mamá"?  
Suzanne Venker ofrece luces al respecto en su libro "Los siete mitos de las madres trabajadoras", de Criteria Club de Lectores, en donde con base en la recolección de testimonios, la documentación de una impactante bibliografía y su experiencia propia, desmitifica el postulado feminista de que una madre es mejor si tiene un empleo de tiempo completo.
Este libro es recomendable para toda mujer que se ha planteado la posibilidad de convertirse en madre, ya que abre los ojos sobre muchas de las cosas que no se dicen sobre los hijos, el matrimonio y otros aspectos que a la larga conducen a una vida plena, gratificante.
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lunes, 30 de mayo de 2011

Si, el reír rejuvenece... ¡Y qué poco reímos!



¡Qué afortunados quienes tienen un ser amado en cuyo rostro aparece con frecuencia el fulgor maravilloso de la sonrisa!  
 


Si, el reír rejuvenece... ¡Y qué poco reímos!
¿La risa, la sonrisa? algo que muchos considerarán intrascendente, pero sin embargo es de gran importancia y valor.

Valioso e importante para nuestro caminar por la vida, para nuestro trato con los demás, para nuestro beneficio y hasta para nuestra salud.

La risa y la sonrisa. Según una terapeuta que realizó estudios en los Estados Unidos relativos a los beneficios de la risa para la mente y el cuerpo humano, así como las terapias adicionales a la misma, tales como la respiración consciente, la expresión corporal, el canto y la conversación eran factores importantísimos, aparte de un signo externo de alegría, para prevenir las enfermedades cardiovasculares, calmar los dolores físicos, regular el sistema nervioso y aliviar el stres.

No sabemos que es lo que pensarán los médicos al respecto pero lo que si sabemos todos es que reír es algo que nos deja el alma aligerada, que es una sensación extraordinaria de bienestar y gozo que como algo mágico nos transporta un poco a nuestros tiempos infantiles y por eso el reír rejuvenece. Si, el reír rejuvenece... ¡Y qué poco reímos!

Al sentirnos adultos nos revestimos de una gran austeridad y de una propiedad tan seria y formal que vamos olvidando poco a poco lo que es el reír y podemos decir que pasan días y días sin que la risa vigorice nuestra personalidad y alegre nuestra existencia y la de los demás. Ceño fruncido, mirada torva y reconcentrada, gesto adusto, labios apretados... eso hace daño al corazón y al espíritu.

La Madre Teresa de Calcuta solía decir: "Familia que reza unida, permanece unida" y estamos de completo acuerdo pero también nos atrevemos a decir que : "Familia que ríe unida, permanece unida"

Y reírnos un poco de nosotros mismos es el mejor antídoto para sobrellevar con buen ánimo todos nuestros errores y fallas que como seres humanos tenemos.

Es cierto que no siempre hay motivos para reír, pero de lo que no podemos prescindir es de la sonrisa. La sonrisa no es carcajada, es algo más sutil, es como dice de ella Martín Descalzo: "Si yo tuviera que pedirle a Dios un DON, le pediría que me concediera el supremo arte de la sonrisa. Es lo que más envidio en algunas personas. Es, me parece, la cima de la expresión humana. Debe ser, por ello, muy fácil enamorarse de personas que poseen una buena sonrisa. Y ¡qué afortunados quienes tienen un ser amado en cuyo rostro aparece con frecuencia ese fulgor maravilloso!".

Cuando alguien nos sonríe nos está mandando un mensaje de paz, de equilibrio interior, de dulzura y de amor. Quién sabe amar sonríe fácilmente Las personas amargadas, egoístas, envidiosas, no saben sonreír y mucho menos si son orgullosas.

Reír es bueno para la salud porque la alegría es cosa sana y provechosa. Sonreír es ir derramando un haz luminoso de calor y ternura para los demás, es como un destello del mismo Dios que brota como agua fresca para las almas sedientas que se nos acercan.


Que nuestra sonrisa no sea un gesto forzado, sino algo espontáneo y natural que dará a nuestra personalidad un relieve maravillosamente profundo y humano.

Autor: Ma Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net

sábado, 28 de mayo de 2011

En mi casa mando yo

 Si es cierto que “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”, también lo es que junto a cada “cabeza” de familia en el sentido patriarcal de la palabra, hay una mujer que aconseja, sostiene, decide… y manda mucho.  
En mi casa mando yo
En mi casa mando yo
Hace un par de días recibí una cómica carta de mi hermano recién casado. Su retahíla de peripecias y aventuras concluía con una frase magistral que merecería un puesto entre las inmortales máximas de la sabiduría grecorromana: “En mi casa mando yo… cuando no está María”. María es su mujer, y viven solos en su apartamento a las afueras de la capital.

El episodio tiene su gracia (¡Nicolás, mi hermano mayor, “obedeciendo” como manso cordero a una niña de 24 años!), pero sobre todo, tiene miga. No quisiera ahora defender la primacía de la mujer en la familia, o reivindicar sus derechos y deberes. Me propongo partir de esta experiencia universal –cuánto mandamos las mujeres– y sacar algunas consecuencias y aplicaciones prácticas.

Nadie puede negarlo. ¿Quién no ha sentido en carne propia la autoridad suave pero incontestable de una madre, una hermana mayor, o una esposa, por no traer a escena la indefinible figura de la suegra…? Muchas casas amenazan con resquebrajarse cuando el padre estalla de ira. Pero, si es la mujer… entonces el peligro es de muerte. No se necesita echar mano de ninguna estadística para reconocer que, cuando una hija de Eva se propone algo, es imparable. Y ahí tenemos la historia, y nuestra pequeña historia personal, para atestiguarlo.

Me permito compartir un par de experiencias: Todavía recuerdo con pasmo el día en que mi padre se disfrazó nada menos que de demonio, porque mi madre, que cumplía 50 años, quería una fiesta original. Milagro sorprendente. Si hubiéramos metido el perfil de este profesional serio y cabal en un procesador de datos, la posibilidad de que un día se pintara la cara de rojo como un diablillo hubiera dado error: operación imposible. Pero mi madre sabe cómo romper los límites de lo posible y de lo lógico.

Recuerdo también cuando mi padre llegaba agotado y malhumorado de trabajar. Cualquier ruido inoportuno podía hacerle perder la paciencia, pero yo, su niña, podía permitirme el lujo de sentarme tranquilamente en sus rodillas, y hacerle sonreír de nuevo como una criatura. En un ratito funcionaba como la seda… ¿Alguien duda del poder de las mujeres?

Mi clave, la clave de todas, es precisamente ésta: ser mujer. Muy mujer. A María le iría muy mal si tratara de igualarse a Nico por la fuerza, imponiéndose o reclamando sus derechos. Esto es lo que hicieron algunas feministas, y ahí está la tasa de divorcios y fracasos personales para poner de manifiesto lo obsoleto de sus esquemas y complejos. Las cosas son mucho más sencillas de lo que parecen. Nadie duda que hombre y mujer son idénticos en dignidad y capacidad, pero eso no significa que hagamos las cosas de igual manera. Lo que digo tiene mucho de sabiduría popular, pero también un sólido fundamento científico.

Rachel y Ruben Gur, de la Universidad de Pennsylvania, (1) han contribuido a esta documentación con significativas aportaciones. Un estudio publicado en 1999 (2) evidencia que hombre y mujer presentan distintas habilidades de pensamiento y conocimiento. Lo interesante innovador de la investigación es que demuestran que estas diferencias no son de tipo sociológico, fruto de un rol estereotipado; sino que tienen un fundamento físico: se localizan en el cerebro. Así, las mujeres tienen más materia blanca conectando los dos hemisferios de su cerebro, lo cual explica su mejor comunicabilidad y percepción del mundo que les rodea.

Las diferencias físicas no se reducen a características cerebro-encefálicas. En realidad, toda la corporeidad de la persona es un reflejo y una manifestación de su sexualidad. La forma externa de los órganos, el metabolismo, el desarrollo del cuerpo… todo viene determinado por las hormonas sexuales. “En realidad la mujer es profundamente distinta al hombre. Cada célula de su organismo lleva el sello de su sexo. Lo mismo debe decirse de sus sistemas orgánicos y, sobre todo, de su sistema nervioso. Las leyes fisiológicas son tan inexorables como las astronómicas” (3).

La sexualidad permea y conforma todas las facultades de la persona humana: su cuerpo, su entendimiento, su voluntad, su forma de relacionarse con los otros, y un interminable –y siempre sorprendente– etcétera. En palabras de Ortega y Gasset: “… no es el cuerpo femenino el que nos revela el «alma femenina», sino el «alma» femenina lo que nos hace ver femenino su cuerpo”(4).

Por eso no es de extrañar la perplejidad de mi hermano Nicolás al encontrarse “solo ante una mujer”. Ambos han de aprender un lenguaje común. Después de los estudios que he traído a colación, no podemos menos que corroborar que la relación irá mejor cuanto más funcionen, uno y otro, como hombre o como mujer. De este modo no habrá choque, sino complementariedad y enriquecimiento.

No es que mande María, o Nicolás. Los dos mandan a su modo. Él aporta la seguridad propia de su sexo (5) , ella, su especial capacidad para conciliar y aunar esfuerzos. Nico, su objetividad para analizar los problemas y las causas, María, con su intuición que va más allá, adivina razones y caminos no visibles para la cabeza. Él será la autoridad de la mente; María, la del corazón. Esto no es machismo, es sabiduría.
..................................................

(1) University of Pennsylvania Medical Center.

(2) Journal of Neuroscience, 15 de mayo de 1999.

(3) El sexo en las emociones, Alain Braconnier.

(4) Ortega y Gasset, El hombre y la gente, en Obras completas, vol VII, pag 167.

(5) El sexo en las emociones, Alain Braconnier


Autor: Marta Rodríguez 
Fuente: http://www.fluvium.org 

viernes, 27 de mayo de 2011

10 ideas para que tú casa huela bien

flores 
 Trucos sencillos y efectivos

Los psicólogos dicen que la forma más fácil de recordar y evocar distintos lugares es a través del olfato, por ello no es de extrañar que intentemos que atmosfera en nuestra casa sea lo más agradable posible. Además, cada casa suele tener un olor especial que nos recuerda a las personas que viven allí y complementa la decoración. ¿Queréis ver cómo dar un olor especial a vuestro hogar?

1 Después de cocinar pescado, marisco, freír se puede quedar un olor fuerte que podemos evitar poniendo a cocer en un cacito con agua un chorro del suavizante de la ropa. El resultado es inmediato y da buen olor a toda la casa. 

2 El olor a tabaco suele ser motivo de disputa en muchas casas, Tatia nos recomienda poner un bol con agua y vinagre para evitar el olor. 

velas3 El bicarbonato absorbe todos los olores de forma eficaz, tal y como nos cuentaTamacun, así que podemos esconder un poco en la nevera para asegurarnos que ésta no dé mal olor a abrirla. Lunamedel nos propone usar carbón vegetal o una patata pelada para el mismo fin. 

4 Para evitar que el microondas coja olores desagradables, Meritxein nos recomienda poner dentro agua con un chorro de limón y poner a calentar varios minutos. El resultado es inmediato y queda un olor muy fresco y agradable. 

5 Para dar buen olor a los armarios Amgela nos aconseja esconder un cuenco con tierra de gato y alguna fragancia que nos guste para dar olor y evitar la humedad. 

6 Para dar buen olor a cualquier estancia la forera x_Ysa_x nos aconseja rociar con colonia o alguna esencia las bombillas de casa. De esta forma, cuando encendamos la luz la esencia se evapora y da un olor muy sutil. 

7 Para conseguir que la ropa no huela nunca, la forera Izmendi nos explica que en la lavadora, junto al detergente, podemos añadir un poco de bicarbonato para neutralizar cualquier olor y que todo huela a fresco. Si huelen a humedad la forera Kari_goa nos recomienda echar un chorrito de amoniaco en el cajetín de la lavadora. flores

8 Cuando comenzamos a freír, independientemente de lo que sea, siempre se queda un olor muy fuerte. Para evitarlo BelenLua nos recomienda echar una ramita de perejil en el aceite para que no deje olor. 

9 Jennypawa nos da una solución muy sencilla para que el interior de los armarios huelan genial. Sólo tenemos que pegar con celo un par de barritas de incienso, es muy sencillo y evitamos que se ensucie la ropa si hay algún accidente. 

10 Por último, Patridu nos aconseja poner toallas pequeñas con suavizante en el radiador para que toda la casa huela a limpio.

miércoles, 25 de mayo de 2011

NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS

Hola a todas:
Muchas veces tenemos objetos en casa con los que no sabemos qué hacer.
Con un poco de imaginación, podemos conseguir que tengan una nueva utilidad.
Espero que os guste el tema y que aporteis cosas. 
Un abrazo



 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS Vieja reja de hierro, como colgador.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS Vieja ventana, convertida en mueble expositor.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSASLa jaula del pájaro, para organizador.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSASVieja lata, para contener productos de baño.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSASViejos tiradores de muebles, de ganchos en la pared.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSASVieja puerta , para revistero y mensajes.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS La cerca vieja, en el baño.
Visto en:
http://www.thecottagechick.com
Fotos de Better Homes and Gardens

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS Servilletero como contenedor de facturas y otros.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS Rollo de papél higiénico,para organizar los coleteros y gomas.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS 
Funda de gafas en desuso, para organizar los útiles de manicura.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS Batidor manual, para contener bolas de algodón.

Visto en:
http://www.taringa.net

Focal
Un viejo herraje, nos adorna la cama.

Focal
Viejos postigos de ventana, como si fueran cuadros.

Focal
Alfombra para decorar la pared

Vistos en:
http://www.espacioliving.com

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS Percha para colgar tu bisutería.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS Especieros cómo librerías.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS
Viejo banco, para soporte de macetas.

 NUEVOS USOS PARA VIEJAS COSAS Pequeños retales como servilleteros.

Vistos en.
http://www.cristinamella.com


Fuente: Facilisimo.com

martes, 24 de mayo de 2011

Victorias y derrotas


¿Me preocupa la victoria decisiva? ¿Trabajo en serio por llegar a la casa donde me espera un Padre bueno?
 
Victorias y derrotas


¿Basta mucho o basta poco para alcanzar una meta muy soñada, una victoria que deseamos con todo el corazón? La respuesta depende de muchos factores: de la grandeza de la meta perseguida, de los medios que tenemos a nuestro alcance, del empuje y fuerza de la propia voluntad, de las dificultades que surgen aquí o allá mientras luchamos por llegar al objetivo.

La vida está llena de retos, de sueños, de esperanzas, de esfuerzos, de luchas. A veces, logramos la victoria: conseguimos un trabajo, conquistamos una virtud, solucionamos un problema en la familia, tapamos una gotera (molesta y peligrosa) que cae desde nuestro techo.

Otras veces, el esfuerzo no fue suficiente para conquistar la meta deseada. La derrota ha llegado a nuestras puertas. Es entonces cuando lloramos porque la medicina no logró el efecto deseado, porque la carta que iba a mejorar la situación familiar no llegó nunca a su destinatario, porque un coche se cruzó en nuestro camino y cambió completamente los planes que teníamos entre las manos.

Cada victoria, cada derrota, afecta en mayor o menor medida a las personas. Normalmente la victoria genera una sensación de alegría, de triunfo, de optimismo. La derrota, en cambio, puede desencadenar sentimientos de amargura, frustración, desengaño, apatía.

Mientras avanzamos, entre victorias y derrotas, brilla un horizonte que interpela a los seres humanos de distintas formas: lo que se consigue tras la muerte. Porque si nuestra alma es inmortal, si nuestros actos quedan escritos en el corazón de Dios, si tenemos un enemigo que busca apartarnos del bien y encadenarnos al mal, entonces la victoria verdadera o la derrota más amarga quedan a la vista cuando cruzamos la frontera de la muerte.

¿Me preocupa esa victoria decisiva? ¿Trabajo en serio por llegar a la casa donde me espera un Padre bueno? ¿Quiero que también mis familiares, mis amigos, mis conocidos, incluso mis enemigos y tantas personas que me resultan más o menos extrañas, consigan llegar al cielo?

La vida sigue con sus alegrías, sus prisas, sus lágrimas, sus momentos de amarga monotonía (esa de los hospitales, de las cárceles, del paro, de las derrotas y heridas que hunden a miles de personas en la angustia) o sus días de victoria y de dicha (una boda, un nacimiento, el reencuentro de un amigo).

Mientras seguimos en camino, Cristo nos ofrece su Sangre y su Cuerpo, su Amor sin límites, su ayuda, su Espíritu. Cuando acogemos su presencia, cuando le abrimos las puertas del alma, es posible que hasta un condenado a muerte (un fracasado, un derrotado, un criminal) puede lograr la victoria más hermosa de la vida humana, desde esa su fe humilde que sabe decir, simplemente: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino” (Lc 23,42). 

Autor: P. Fernando Pascual LC
Fuente: Catholic.net

domingo, 22 de mayo de 2011

Jamás me he decidido a nada...


¡Cuántas veces vemos nuestros deseos truncados, por el simple hecho de no decidirnos a realizarlos a tiempo!
 
Jamás me he decidido a nada...
Jamás me he decidido a nada...

Por la vereda de musgo caminaban el vasallo, el paje y un hombre joven de físico vigoroso, pero de voz cansada, casi imperceptible. Al andar, el hombre iba lamentándose:
- De pequeño quise ser el mejor constructor del Imperio. Y ahora...

Los rayos del sol se abrían paso entre los frondosos alcornoques que franqueaban la espaciosa vereda, y una ventisca fresca agitaba la vestimenta de los tres caminantes.
- Cuando cumplí la mayoría de edad -prosiguió el hombre-, soñé con irme a la conquista de Reinos nuevos. Pero, ahora...

El hombre no dejaba de lamentarse. El paje y el vasallo, limitándose a parar oído, se conmiseraban internamente con él, pues de verdad que sus palabras y su semblante daban pena.
- Hace un par de años intenté casarme y formar una familia numerosa. Y ahora...

Entonces el vasallo pensó dentro de sí: “¡Pobre hombre! Ha querido hacer tantas cosas y no ha podido realizar ninguna. Quizá le faltaron los medios, o alguien que le apoyara. Se ve que el pobre sufre mucho.”

Antes de alcanzar el último tramo de vereda, para luego iniciar el ascenso al monte, el hombre suspiró:
- Y ahora siento que debo acompañarles hasta el pueblo de la cima como prometí, pero...

Interrumpió el vasallo:
- Pero, no puedes ¿verdad? Quisieras, pero algo te lo impide, como te impidió ser constructor, caballero y papá...

Y como el hombre guardara silencio, el paje añadió:
- ¿Podemos ayudarte en algo?

El hombre, frotándose las manos, respondió:
- Sí. ¿Pueden decirme qué se necesita para decidirse a hacer algo en la vida?- y después de hacer una pausa concluyó- ¿Saben? Jamás me he decidido a nada...



En la vida, si no pasamos a la acción, todo quedará en el terreno de los sueños. ¡Cuántas veces vemos nuestros deseos truncados, por el simple hecho de no decidirnos a realizarlos a tiempo! Pidamos ayuda en la oración para que Dios nos de la fuerza de decidir el mejor camino, de cumplir Su voluntad.
 
Autor: Catholic.net
Fuente: Catholic.net

jueves, 19 de mayo de 2011

“La ex”

                     
“La ex”
“La ex”
Antes la llamabas por su nombre. Ahora te refieres a ella simplemente como “la ex”.

Antes vivías como loco, pensando cientos de veces en ella. La buscabas por teléfono, dialogabas con ella en Internet, aturdías a los demás con alabanzas continuas hacia ella. Ahora, simplemente, la mencionas como un punto confuso del pasado, como un ser indeterminado, casi hostil.

¿Qué ha pasado? Tu historia, ciertamente, es particular, única. Lo que ha ocurrido entre ella y tú es algo difícil de comprender. Quizá ni tú mismo serías capaz de explicar qué sucedió en estos meses, cómo se llegó de un amor apasionado a una ruptura dramática.

Por eso me da pena que hables de ella de ese modo, como también me dolería escuchar que para ella tú te has convertido, simplemente, en “el ex”.

Sé que no puedo convencerte a que la llames, de nuevo, por su nombre. En tu corazón hay también una pena grande, al mismo tiempo que un extraño deseo de cerrar con el pasado. Pero la historia no puede ser destruida: “la ex” estuvo presente en tu vida, aunque la mires simplemente como un “accidente” o un error del que te sientes avergonzado.

Más allá de esas dos palabras lacónicas, frías, late un corazón, una vida, una historia. “La ex” tiene nombre y apellidos, miedos y esperanzas. Quizá incluso, sin que tú lo sepas, espera una ocasión para pedirte perdón o para perdonarte (¿es que toda la culpa ha de ser sólo de ella?).

Dejemos atrás lo que haya podido ocurrir. No podemos cancelarlo, es verdad. Pero podemos mirar al presente y al futuro de un modo distinto si recordamos que tú y ella (¿podemos ya devolverle su nombre?) no habéis dejado de ser importantes, valiosos, en cuanto seres humanos.

De esta manera, “la ex” será vista con una perspectiva nueva: la que permite que un matrimonio que un día llegó a un punto dramático de ruptura, inicie ese camino maravilloso que es capaz de curar heridas y restablecer amores.

Entonces quizá sea posible lo que ahora parece un milagro: que dos corazones empiecen a amarse por segunda vez, con más madurez y menos caprichos; y que cada uno busque, sinceramente, el bien auténtico y completo del otro.

Autor: P. Fernando Pascual 
Fuente: Catholic.net 

viernes, 13 de mayo de 2011

ASI SE VIVE LA FIESTA DEL BICENTENARIO-PARAGUAY

Así se vive la Fiesta Patria en mi País



 Avda.Mcal. López-Mburuvicha roga (Casa Presidencial)

 El Cabildo

 El Palacio de Gobierno, o Palacio de los López

 El Panteón de los Héroes

 Desfile frente al Palacio

 Calle Palma 
Catedral Metropolitana
Trompo Arasá (símbolo del Bicentenario)

Paseo en Carumbe
Desfiles




viernes, 6 de mayo de 2011

Una nueva clave

 LA amistad sincera y real en la adolescencia en fundamental  
Una nueva clave
Una nueva clave
Recuerdo el caso de un alumno que desde el comienzo del curso me produjo bastante mala impresión. Su actitud era habitualmente negativa, incluso un tanto desafiante. Parecía como si a cada momento tuviera que comprobar hasta dónde estaba dispuesto el profesor a permitir sus pequeñas provocaciones. También tenía dificultades con sus compañeros, entre los que era bastante impopular.

Su talante y su comportamiento en clase llegaron a producirme cierta irritación. A los pocos días de curso, decidí variar el orden que seguía en mis entrevistas con los alumnos nuevos para hablar con él cuanto antes. A la primera ocasión, le llamé. Nos sentamos y le pregunté cómo se encontraba en su nueva clase.

Los primeros minutos fueron, por su parte, de un mutismo completo, sólo interrumpido por algunos parcos monosílabos. Aunque me esforcé por mostrar confianza, buscando el motivo de su desinterés y sus dificultades de relación con sus compañeros, apenas encontraba respuesta por su parte.

Pasé a preguntarle por cosas más personales, por sus padres, por el ambiente de su casa. Poco a poco, dejaba notar que, en realidad, sí quería hablar, pero encontraba dentro de sí una barrera. Finalmente, y sin abandonar ese tono altivo que parecía tan propio suyo, me contestó: "¿Que cómo van las cosas en mi casa? Pues eso. Fatal. Que se te quitan las ganas de todo. Usted lo ve todo muy fácil, claro. ¿Pero cómo estaría usted si su madre estuviera enferma en la cama desde hace dos años y su padre volviera a casa bebido la mitad de los días? Estaría muy entero, supongo. Pero, lo siento, yo no lo consigo".

Siguió hablando, al principio con cierto temple, pero a las pocas frases se vino abajo, se le quebró la voz y se echó a llorar. Una vez roto el hielo, aquel chico abandonó esa actitud postiza de orgullo y de distancia que solía usar como defensa, y se desahogó por completo. Poco a poco fue contando el drama familiar en que estaba inmerso y que le hacía vivir en ese estado de angustia y de crispación. La enfermedad, el alcohol y las dificultades económicas habían enrarecido el ambiente de su casa hasta extremos difíciles de imaginar. A sus catorce años llevaba ya sobre sus espaldas una desgraciada carga de experiencias personales enormemente frustrantes.

No es difícil imaginar lo que sentí en aquel momento. Mi visión de ese chico había cambiado por completo en sólo unos segundos. De pronto, vi las cosas de otra manera, pensé en él de otra manera, y en adelante le traté de otra manera. No tuve que hacer ningún esfuerzo para dar ese cambio, no tuve que forzar en lo más mínimo mi actitud ni mi conducta: simplemente, mi corazón se había visto invadido por su dolor, y sin esfuerzo fluían sentimientos de simpatía y afecto. Todo había cambiado en un instante.

Me recordó aquello de Graham Greene, de que, si conociéramos el verdadero fondo de todo, tendríamos compasión hasta de las estrellas. Y pensé que muchos de los problemas que tenemos a lo largo de la vida, que suelen ser problemas de entendimiento y relación con los demás, con frecuencia tienen su raíz en que no nos esforzamos lo suficiente por comprenderles.

Cuando oigo decir que los jóvenes no tienen corazón, o que no tienen ya el respeto que tenían antes, siempre pienso que –como ha escrito Susanna Tamaro– el corazón sigue siendo el mismo de siempre, sólo que quizá ahora hay un poco menos de hipocresía. Los jóvenes no son egoístas por naturaleza, de la misma manera que los viejos no son naturalmente sabios. Comprensión y superficialidad no son cuestión simplemente de años, sino del camino que cada uno recorre en su vida.

Hay un adagio indio que dice así: "Antes de juzgar a una persona, camina durante tres lunas en sus zapatos". Vistas desde fuera, muchas existencias parecen equivocadas, irracionales, locas. Mientras nos mantenemos fuera, es fácil entender mal a las personas.

Solamente estando dentro, solamente caminando tres lunas en sus zapatos pueden entenderse sus motivaciones, sus sentimientos, aquello que hace que una persona actúe de una manera en vez de hacerlo de otra. La comprensión nace de la humildad, no del orgullo del saber.

Autor: Alfonso Aguiló 
Fuente: http://www.sontushijos.org
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