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"El Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen." Santa Teresa de Ávila
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miércoles, 28 de marzo de 2012

La silla


La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo.

Cuando el sacerdote llegó a la habitación, encontró a este pobre hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas.

Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó que el hombre sabía que vendría a verlo.

-¿Supongo que me estaba esperando?-, le dijo.

-No, quién es usted?-, dijo el hombre enfermo.

-Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando entré y note la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo vendría a visitarlo.

-Ah si, la Silla.

Le importa cerrar la puerta?-. dijo el hombre enfermo,
El sacerdote sorprendido cerró la puerta.

El hombre enfermo le dijo:

-Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida le he pasado sin saber como orar. Cuando he estado en la Iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, cómo se debe orar y los beneficios que trae......pero siempre esto de las oraciones; no se...! Me entra por un oido y me sale por el otro.

De todos modos no tengo idea de cómo hacerlo. Entonces... Hace mucho tiempo abandoné por completo la oración.

Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo:

-José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús, así es como te sugiero que lo hagas-...

-Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo, luego con fe miras a Jesús sentado delante de ti-.

- No es algo alocado el hacerlo pues el nos dijo:

-"Yo siempre estare con vosotros"-

-Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora.

-"Es asi, que lo hice una vez y me gusto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces".

-Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija... Pues me internaría de inmediato en el manicomio.

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era algo muy bueno lo que venía haciendo, y que no dejara de hacerlo núnca.
Luego hizo una oración con él. Le extendió una bendición y se fue a su parroquia.

Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido.

El sacerdote le preguntó:

-¿Falleció en Paz?-.

-Si, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama-.

-Me dijo que me quería mucho y me dio un beso-.

-Cuando regresé de hacer unas compras una hora más tarde ya lo encontré muerto-.

-Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré.

-¿Qué cree usted que pueda significar esto?-.

El sacerdote profundamente estremecido, se secó las lagrimas de emoción y le respondió:

-"Ojala que todos nos pudiesemos ir de esa manera"


Cuento espiritual

 Creo Blanca, que de ésta manera te fuiste.... recogida en el  Señor, acurrucada en sus brazos. Desde el Cielo cuida de los tuyos... y de toda tu familia prima...Q.E.P.D. 



lunes, 26 de marzo de 2012

VUELA MÁS ALTO

 
Después de la segunda guerra mundial, un joven piloto inglés probaba un avión monomotor en una peligrosa aventura alrededor del mundo.  Poco después de despegar de uno de los pequeños e improvisados aeródromos, oyó un ruido extraño que venía de detrás de su asiento.  Al observar, se dio cuenta que había una rata a bordo y que si roía la cobertura de lona, podía destruir su frágil avión.  Él podía volver al aeropuerto para librarse de su incómodo, peligroso e inesperado pasajero, pero de repente recordó que las ratas no resisten las grandes alturas, así que voló cada vez más alto, hasta que cesaron los ruidos que ponían en peligro su viaje.

 
Si amenazan destruirte por envidia, calumnia o maledicencia:Vuela más alto.
  Si te criticaran: Vuela más alto.
  Si te hicieran alguna injusticia: Vuela más alto
  
Recuerda siempre que las ratas no resisten las grandes alturas.  Que hoy y siempre, tengas el coraje de levantar vuelo y volar siempre alto, muy alto, con la cabeza entre las nubes y los pies bien fijos en el suelo.  Que cuando estés volando, sepas mirar para abajo y ver que existen criaturas mucho más pequeñas que tú y cuán grande e importante eres delante de ellas, y que en esa misma proporción, también mires para arriba y veas cómo es de grandioso el cielo que te cubre y percibas el tamaño de tu pequeñez frente al universo.

Autor Desconocido 

jueves, 22 de marzo de 2012

Temía


Temía estar solo,
hasta que aprendí a quererme a mí mismo.
 
Temía fracasar,
hasta que me di cuenta que únicamente
fracaso si no lo intento.
 
Temía lo que la gente opinara de mí,
hasta que me di cuenta que de todos modos
opinarían de mí.
 
Temía me rechazaran,
hasta que entendí que debía tener fe
en mí mismo.
 
Temía al dolor,
hasta que aprendí que éste es necesario
para crecer.
 
Temía a la verdad,
hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
 
Temía a la muerte,
hasta que aprendí que no es el final,
sino más bien el comienzo.
 
Temía al odio,
hasta que me di cuenta que no es otra cosa
más que ignorancia.
 
Temía al ridículo,
hasta que aprendí a reírme de mí mismo.
 
Temía hacerme viejo,
hasta que comprendí que ganaba sabiduría
día a día.
 
Temía al pasado,
hasta que comprendí que éste no podía herirme más.
 
Temía a la oscuridad,
hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
 
Temía al cambio,
hasta que vi que aún la mariposa más hermosa
necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
 
Hagamos que nuestras vidas cada día
tengan más vida y si nos sentimos desfallecer
no olvidemos que al final siempre hay algo más..

Fuente:celebrandolavida.org.

CALIDAD HUMANA

En esta época todos hablan de calidad de productos, de calidad de procesos, calidad de servicios, calidad de sistemas, pero muy poca gente habla de calidad humana, y de calidad de vida; y sin ella, todo lo demás es apariencia, sin fundamento.

 

Hablar de calidad humana, es cuidar nuestros vínculos con los demás. Necesitamos rehacer nuestros vínculos humanos. De nada sirve trabajar de sol a sol en un lugar donde no tenemos amigos y llegar cansados a un hogar en el que nadie se interesa en saber cómo nos fue.  

¿Para qué trabajar tanto si nos sentimos solos? Es triste leer un libro y no tener a alguien con quien comentarlo, es doloroso sentirse preocupado y no contar con una persona a quien abrirle el corazón.
De nada vale estar al frente de una cancha de golf, de fútbol o en sala de juegos, si no tenemos con quien disfrutar ese momento.

¿Para qué tener lo que no se puede compartir? Ni las cosas ni el dinero poseen valor intrínseco. El valor de lo material está en su aplicación, en el servicio a alguien o la convivencia con alguien. 

La belleza de tener está en compartir. La magia de luchar por una prosperidad económica, estriba, ni más ni menos, en poder ver sonreír a alguien a quien le damos el privilegio de disfrutar lo que ganamos. Eso es parte de la naturaleza humana. Dar, convivir, amar, servir y ayudar. 


En muchas ocasiones estamos asustados; asustados de lo que tal vez no podemos hacer; asustados de lo que pensaría la gente si permitimos que nuestros miedos se interpongan en nuestros sueños. Decimos no, cuando queremos decir sí. Murmuramos cuando queremos gritar, y después, después gritamos a quien no teníamos que hacerlo. ¿Por qué?
 

Después de todo, cruzamos por esta vida una sola vez, no hay tiempo para tener miedo. Así que intenta aquello que no has hecho, arriésgate, participa en ese concurso, presenta aquella poesía, esa pintura.  Enfréntate como persona ganadora, también en lo cotidiano de la vida.  Baila, sonríe, habla en contra de lo que no te gusta, visita pueblos y ciudades que no conozcas, no te quedes con el abrazo contenido ni con la risa escondida.  Cuida mucho de tu familia diles cuánto los amas, valora lo que tienes. Da gracias a Dios, no lo olvides.


El tiempo no regresa. No tienes nada que perder y tienes todo por ganar. 

Autor Desconocido 

miércoles, 21 de marzo de 2012

ME ENCANTA DIOS


Me encanta Dios. Él es un viejo magnífico que no se toma en serio. A Él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. 
 
Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.  Nos ha enviado seres excepcionales como a su hijo Jesuscristo, para que nos diga que nos portemos bien. Pero esto a Él no le preocupa mucho: nos conoce, y sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre.  Y por eso inventó la muerte: para que la vida - no tú ni yo - la vida, sea para siempre. 

Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang; pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.  A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas, y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho- frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!

 
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.  Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, queda en las nubes, pedazos de su aliento.  Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra la que cambia (se agita y crece), cuando Dios se aleja.
 
Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, y de la mujer más amada, del perrito y la pulga, de la piedra más antigua, y del pétalo más tierno, del aroma más dulce, de la noche insondable, del borboteo de luz, y el manantial que soy.
 

A mí me gusta,  a mí me encanta Dios.


Jaime Sabines     
 Enviado por: Rocío Mendigaña S.

Recuerda


Hay tristezas que son como las cascadas
de los ríos, se deslizan suaves y bajan
por tu vida sin detenerse ante los obstáculos,
para luego desembocar en las playas
de tu futura alegría.
 
Cuando notas que tu mirada pierde el brillo
del atardecer, recuerda que en la mañana
sube el sol, quien hará de tu hoy el inicio
de tu día... por eso siempre espera
el mañana con la cabeza erguida.
 
Continúa simpatizando con la vida,
aún cuando no brille tu sol.
 
Todos los sinsabores que pudiste percibir
en la vida, tienen como finalidad que recuerdes
que aún te queda el sentido del gusto
para diferenciar lo bueno de lo malo.
 
Sólo se vive un día a la vez.
Por eso aunque tengas prisa, tienes
que esperar 24 horas para ver el mañana.

celebrandolavida.org

martes, 20 de marzo de 2012

No tengas miedo


                             
No tengas miedo de estar solo,
de mirarte interiormente
y de encontrarte en tu silencio.
 
Ten miedo, eso sí de ser un solitario,
aislado de tus hermanos,
desconfiado, sin amigos
y sin comunicación.
 
Nunca temas decir la verdad,
expresar con claridad lo que sientes
y afirmar aquello que has visto o has oído.
 
Teme más bien, engañarte a ti mismo,
auto convencerte de la mentira
o colocar máscaras en tu rostro.
 
Se tú mismo en donde estés,
aceptando a los otros como son.
 
Vive con intensidad y dinamismo.
¡Rompe tus murallas y levántate!
Y la vida será para ti un canto.
Y cada día será una fiesta.

Fuente:celebrandolavida.org

viernes, 16 de marzo de 2012

MUJER


A lo largo de mi vida, siempre he deseado encontrar las palabras exactas, justas y francas para describir a la mujer, no sólo porque yo sea una mujer, sino también por las mujeres que a diario se cruzan por mi vida:

    Mujer madre, mujer hija, mujer hermana, mujer amiga; y estás tú: la mujer que lo puede todo, y tú, la mujer que no puede nada.

    Me encuentro contigo: Mujer que no puedes nada y  bajas la cabeza ante el maltrato.  Mujer que no puedes odiar porque tienes un corazón frágil, débil. Mujer que todo lo perdonas, porque amas.
    Me encuentro contigo: Mujer que lo puedes todo cuando amas, cuando trabajas y cuando sueñas. Lo puedes todo y pones de manifiesto tu corazón de acero, para defender a tu prole, para pelearle a la vida y al mundo para llenar a tus hijos de amor infinito.

    Mujer que sin tener un calendario ni un reloj, sabes el tiempo exacto para llorar, y sabes el tiempo exacto para reír y haces girar el día gris al compás de la luz, para alumbrar el camino de los que amas.  Mujer que no eres bella porque te aman,  eres bella porque te dejas amar.
    Mujer que detienes el mundo, para que su girar no te alcance, pero mueves tu mundo con una mirada, con un suspiro con tus sueños de mil colores y luchas por hacerlos realidad.
    Mujer que mueves tu mundo con una mirada de amor, y miras pasar la vida y dejas que se te escape, para que otros puedan vivirla y ser felices.
    Mujer que no te dejas vencer con una derrota y tienes tanto que decir y das la palabra fuerte y firme para encontrar una solución.
 
Mujer que te llenas de fuerza y te echas sobre los hombros las cargas ajenas, y las llevas con valentía al final del día, agotada, exhausta, pero tienes el tiempo necesario y justo para alzar tus cansados ojos, para contemplar las estrellas, la luna, y te vas a tu lecho para el descanso y te levantas al esplendor de un nuevo día, renovada y llena de valor, confiesas tus temores y tus sueños, tus deseos de ser la novia, la esposa, la madre, la amiga, la hermana y la hija y todo queda reducido a cinco letras: mujer.
 
 

Autor Desconocido
Enviado por: Mary Freiman

miércoles, 7 de marzo de 2012

NUNCA subestimes el poder de tus palabras o acciones.

Hoy puedes dar una palabra de ánimo, de consuelo y de apoyo, no pierdas la oportunidad de hacerlo, puede marcar la vida de otros.
Nunca subestimes el poder de tus palabras o acciones

Dickens fue un gran observador de la naturaleza humana, y me atrevo a decir, que un gran amante del hombre, por ello desvela con tanta precisión sentimientos y pensamientos ocultos, con los que de alguna manera uno acaba encontrándose e identificándose.

Es un hecho maravilloso y digno de reflexionar sobre él, que cada uno de los seres humanos es un profundo secreto para los demás. A veces, cuando entro de noche en una ciudad, no puedo menos que pensar que cada una de aquellas casas envueltas en la sombra, guarda su propio secreto; que cada una de las habitaciones de cada una de ellas encierra, también, su secreto; que cada corazón que late en los centenares de millares de pechos que allí hay, es, en ciertas cosas, un secreto para el corazón que más cerca de él late.

Hoy podemos constatar, que en el corazón de nosotros se almacenan muchos secretos y muchos sentimientos, tal vez hoy te toque dar una palabra de ánimo, de consuelo y de apoyo, no pierdas la oportunidad de hacerlo, este pequeño acto de amor y de respeto puede marcar la vida de los otros y tu propia vida.

Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa, se llamaba Kyle. Iba cargando todos sus libros y pensé: ¿Por qué se estará llevando a su casa todos los libros el viernes? Debe ser un "empollón". Yo ya tenía planes para todo el fin de semana, fiestas y un partido de futbol con mis amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino.

Mientras caminaba, vi a un montón de chicos corriendo hacia él. Cuando lo alcanzaron le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo. Vi que sus gafas volaron y cayeron al suelo como a tres metros de él. Miró hacia arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos. Mi corazón se estremeció, así que corrí hacia él mientras gateaba buscando sus gafas. Vi sus lágrimas correr por el rostro, le acerqué a sus manos sus gafas y le dije: "Esos chicos son unos tarados, no deberían hacer esto". Me miró y me dijo: "¡Gracias!". Había una gran sonrisa en su cara; una de esas sonrisas que mostraban verdadera gratitud.

Le ayudé con sus libros, vivía cerca de mi casa. Le pregunté por qué no lo había visto antes y me contó que se acababa de cambiar de una escuela privada. Yo nunca había conocido a alguien que fuera a una escuela privada. Caminamos hasta casa. Le ayudé con sus libros; parecía un buen chico. Le pregunté si quería jugar al futbol el sábado conmigo y mis amigos, y aceptó.

Estuvimos juntos todo el fin de semana. Mientras más conocía a Kyle, mejor nos caía, tanto a mí como a mis amigos.
Llegó el lunes por la mañana y ahí estaba Kyle, con aquella enorme pila de libros de nuevo. Me paré y le dije: "Hola, vas a sacar buenos músculos si cargas todos esos libros todos los días", se rió y me dio la mitad para que le ayudara.

Durante los siguientes cuatro años, nos convertimos en los mejores amigos. Cuando ya estábamos por terminar la secundaria, Kyle decidió ir a la Universidad de Georgetown y yo a la de Duke. Sabía que siempre seríamos amigos, que la distancia no sería un problema. Él estudiaría medicina y yo administración, con una beca de futbol.

Llegó el gran día de la Graduación, él preparó el discurso; yo estaba feliz de no ser el que tenía que hablar y Kyle se veía realmente bien. Era uno de esas personas que se había encontrado a sí mismo durante la secundaria, había mejorado en todos los aspectos, se veía bien con sus gafas; tenía más citas con chicas que yo, y todas lo adoraban. ¡Caramba! Algunas veces hasta me sentía celoso... hoy era uno de esos días.

Pude ver que él estaba nervioso por el discurso, así que le di una palmadita en la espalda y le dije: "Vas a estar genial, amigo". Me miró con una de esas miradas (realmente de agradecimiento) y me sonrió: "Gracias", me dijo. Limpió su garganta y comenzó su discurso:

"La graduación es un buen momento para dar gracias a todos aquellos que nos han ayudado a través de estos años difíciles: tus padres, tus maestros, tus hermanos, quizá algún entrenador..., pero principalmente, a tus amigos. Yo estoy aquí para decirles que ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir y, a este propósito, les voy a contar una historia". Yo miraba a mi amigo incrédulo cuando comenzó a contar la historia del primer día que nos conocimos.

Aquel fin de semana él tenía planeado suicidarse. Habló de cómo limpió su armario y por qué llevaba todos sus libros con él: para que su madre no tuviera que ir después a recogerlos a la escuela. Me miraba fijamente y me sonreía. "Afortunadamente fui salvado. Mi amigo me salvó de hacer algo irremediable". Yo escuchaba con asombro cómo este apuesto y popular chico contaba a todos ese momento de debilidad.

Sus padres también me miraban y me sonreían con esa misma sonrisa de gratitud. En ese momento, me di cuenta de lo profundo de sus palabras: "Nunca subestimes el poder de tus acciones: con un pequeño gesto, puedes cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal. Dios nos pone a cada uno frente a la vida de otros para impactarlos de alguna manera".


"Los amigos son ángeles que nos llevan en sus brazos cuando nuestras alas tienen problemas para recordar cómo volar". Hay personas que se dedican a iluminar las vidas de otros con su alegría y su cariño, y eso a veces vale mucho.

Muchas veces omitimos hacer el bien, porque nos da pena, nos asusta el qué dirán; y esa acción y omisión, puede determinar el futuro de una persona, no pierdas la oportunidad... 

Autor: P. Dennis Doren 
Fuente:Catholic,net

martes, 6 de marzo de 2012

EL DON DE UNA ESTRELLA


Algunos tienden a ver siempre el lado negro de las cosas; toda compasión por sí mismo les parece poca. Otros saben sonreír a los acontecimientos, son capaces de sacar optimismo del infortunio. Los primeros viven siempre bajo un cielo sombrío que presagia tormenta; Los segundos saben descubrir el brillo de las estrellas aun a través de los nubarrones más negros. Hay quien lucha con denuedo por engrandecerse, adquirir poder y riqueza. Y hay quien se propone dejar a su paso un mundo mejor del que se encontró al llegar.
La nieve es una tumba fría en la que sepultan las más bellas ilusiones, donde se congelan los más caros ensueños. Para otros es una pista tersa por la que pueden deslizarse sin tropiezos, mientras gozan de su sedante blancura que palpita en nuestro interior. Todos tenemos ojos para ver brillar luz en medio de la tormenta. Todos somos capaces de enriquecer el patrimonio del género humano.
*     Nada puede dañarte, sólo tú mismo.
 *   Sé celoso de tu tiempo, porque es tu mayor tesoro.
*    Todos los grandes éxitos resultan de trabajar y saber perseverar.
*     Nunca culpes a los demás por tu situación; eres lo que eres por decisión tuya.
*     Trabaja todos los días como si fuera el primer día del resto de tu vida y trata con ternura las vidas que tocas, como si todas debieran acabarse a media noche.
*    Ama a todos, incluso a los que te repudian, el odio es un lujo que no puedes permitirte.
*     Aprende que el que da con una mano recogerá siempre con las dos.
 *    Por encima de todo, recuerda que se necesita muy poco para llevar una vida feliz.
*     Mira hacia arriba. Camina siempre adelante.
*     Aférrate a Dios con sencillez y recorre en silencio tu sendero hacia la eternidad, con caridad y una sonrisa.
*    Todo lo que es de Dios debe volver a Él.
*     Todos tenemos un poder especial: La facultad de elegir.
*     Nosotros somos capaces de gobernar nuestro propio destino mediante nuestras decisiones.
*     Todo, todo está en nuestras manos, gracias a la facultad de elegir.
*     Da algo de ti mismo cada día al mundo en que vives, y tu vida aquí estará llena de armonía, satisfacción y amor.
 *   No es necesario que seas rico o famoso o un genio para cumplir tu propio destino, todo lo que tienes que hacer es utilizar tus facultades lo mejor que puedas.
*     Si eres hábil con el martillo: construye; si eres feliz sobre las aguas: pesca; si la pluma es tu vocación: ¡escribe!
*    La lucha es el único seguro para cualquiera que debe desarrollar toda su capacidad.
*    La adversidad no es una maldición; es una bendición.
*    Las personas más brillantes son las que han pasado por la prueba y no se han derretido en el crisol de la tribulación.
Og Mandino y Buddy Kaye

jueves, 1 de marzo de 2012

LA VIEJITA MALHUMORADA


 
Cuando una viejita murió en la sección para el tratamiento de enfermedades de la vejez en una pequeña clínica, todos estaban convencidos de que ella no había dejado nada de valor.  Después, cuando las enfermeras revisaron sus míseras pertenencias, encontraron una poesía. Su calidad y contenido impresionaron tanto al personal, que todas las enfermeras querían una copia de este poema, sencillo pero elocuente.
¿Qué ven hermanas? ¿Qué ven? ¿Qué piensan cuando me miran?
    Una vieja malhumorada, no demasiado inteligente, de costumbres inciertas, con sus ojos soñadores fijos en la lejanía.
    La vieja que escupe la comida y no contesta cuando tratan de convencerla: dele, haga un pequeño esfuerzo.
    La viejita, quien ustedes creen que no se da cuenta de las cosas que ustedes hacen y que continuamente pierde el guante o el zapato.     La viejita, quien contra su voluntad, pero mansamente, les permite que hagan lo que quieran, que la bañen y alimenten, sólo para que así pase el largo día.

¿Es esto lo que piensan? ¿Es esto lo que ven? 
Si es así, abran los ojos, hermanas, porque esto que ustedes ven, no soy yo.  Les voy a contar quién soy, cuando aquí estoy sentada tan tranquila, tal como me ordenan, cuando como por orden de ustedes.

    Soy una niñita de diez años que tiene padre y madre, hermanos y hermanas, que se aman.
    Soy una jovencita de dieciséis años, con alas en los pies, que sueña que pronto encontrará a su amado.
    Soy una novia a los veinte, mi corazón da brincos, cuando hago la promesa que me ata hasta el fin de mi vida.
     Ahora tengo veinticinco, tengo mis hijos, quienes necesitan que los guíe, tengo un hogar seguro y feliz.
    Soy una mujer en los treinta, los hijos crecen rápido, estamos unidos con lazos que deberían durar para siempre.
    Cuando cumplo cuarenta, mis hijos ya crecieron y no están en casa, pero a mi lado está mi esposo que se ocupa de que yo no esté triste.
    A los cincuenta, otra vez, sobre mis rodillas juegan los bebés, de nuevo conozco a los niños, a mis seres amados y a mí.
    Sobre mí se ciernen nubes oscuras, mi esposo ha muerto, cuando veo el futuro me erizo toda de terror.
    Mis hijos se alejan, tienen a sus propios hijos, pienso en todos los años que pasaron y en el amor que conocí.
     Ahora soy una vieja. ¡Qué cruel es la naturaleza! La vejez es una burla que convierte al ser humano en un alienado.
    El cuerpo se marchita, el atractivo y la fuerza desaparecen.  Allí, donde una vez tuve el corazón ahora hay una piedra.
    Sin embargo, dentro de estas viejas ruinas todavía vive la jovencita. Mi fatigado corazón, de vez en cuando, todavía sabe rebosar de sentimientos.
     Recuerdo los días felices y los tristes. En mi pensamiento vuelvo a amar y vuelvo a vivir mi pasado.
    Pienso en todos esos años que fueron demasiado pocos y pasaron demasiado rápido, y acepto el hecho inevitable de que nada puede durar para siempre.

Autor Desconocido    



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