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"El Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen." Santa Teresa de Ávila
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viernes, 26 de julio de 2013

LA MOLESTIA, LA INTOLERANCIA Y EL ENOJO


La molestia, la intolerancia y el enojo, son sentimientos que a todo ser humano nos domina en cualquier edad. Estos sentimientos son reflejo que algo no nos gusta, pero las buenas costumbres han bloqueado la razón real de éste sentimiento. 

Por mucho tiempo nos han enseñado que debemos ser tolerantes, amorosos, no molestarnos por cosas sin importancia, y no enojarnos. Nos dicen “qué” debemos hacer, pero no nos dicen “cómo” hacerlo. Es más, cuando de niños mostramos estos sentimientos, los grandes se molestaban con nosotros y nos regañaban, nos decían que no deberíamos enojarnos, y algunos hasta se burlaban de nosotros para enojarnos más. 

Siempre, de niño, me enseñaron a no enojarme, y cuando lo hacía, me decían que me encerrara en mi cuarto. Cuando mi enojo iba más allá de mi control y lo reflejaba con lágrimas, berrinches, gritos… me calmaban con un golpe. Ahora, que ya soy mayor, entendí que los grandes cometieron un grave error al callar mis enojos, en lugar de escucharme y darme razones de porqué estaba actuando mal. A veces si pudiera merecerme un golpe para regresar a la realidad, pero no siempre, sólo porque a los grandes no les gustaba oír ruido de los niños. 

Hoy, que ya hemos crecido, y ya somos grandes, nos hemos acostumbrado a callar los enojos. Cada vez que alguien nos provoca un enojo, lo callamos, no decimos que estamos enojados, nos lo guardamos, aunque nuestras manos se endurezcan y algunas veces hasta nos salga lágrimas en los ojos.
 
- ¿Estás enojado? 
- ¡Claro que no! 
- ¿Entonces por qué me gritas? 
- ¡Ya te dije que no estoy enojado!
 
¿Verdad que aprendimos algo muy bien? ¿Verdad que nos enseñaron a no enojarnos y cuando lo hacíamos recibíamos un regaño o un golpe?

Si analizamos nuestro comportamiento cuando nos enojamos, qué raros somos. No decimos que estamos enojados, si nos preguntan lo negamos, pero gritamos, contestamos mal a quien esté en nuestro lado, le decimos palabras para hacerlo sentir mal, le agredimos… y finalmente decimos: “pero yo nunca me enojo” 

El enojo, es el reflejo de que algo no nos gusta, pero como nos enseñaron a no enojarnos, entonces no decimos nada, nos aguantamos y terminamos molestos por la situación. Se cumple el pensamiento: “Queremos que sucedan cosas, pero no hacemos nada para lograrlo”. 

Ahora que lo hemos entendido, cada vez que nos enojemos, hay que manifestarlo, pero no gritando, agrediendo o buscando hacer sentir mal a la otra persona, sino buscando la solución a la incomodidad. 

El enojo, es como una respuesta de nuestro organismo de que algo no está bien, de que queremos que suceda un cambio, entonces hay que hablarlo con las personas involucradas, estos pueden ser los jefes, la pareja, amigos, familiares o cualquier persona, pero sin agredir, sólo buscando arreglar la situación. 

El enojo es como una respuesta de nuestro organismo de que quiere un cambio, pero no siempre busca un cambio externo, sino muchas veces busca un cambio interno. Son estos casos cuando sentimos que algo no está bien en nuestro interior y se ve reflejado con enojos. 

- Rocío vivía con sus padres, quienes le pedían que todo lo hiciera rápido, sus padres se desesperaban y hasta la regañaban cuando se tardaba. Esto aplicaba cuando iban a comer, cuando tenía que lavar los trastes, cuando iba a la tienda.  Actualmente Rocío tiene 26 años, y todo lo desea hacer muy rápido. Cuando va a la tienda con sus amigos compra las cosas muy rápido porque no los quiere hacer esperar, se estresa demasiado. Cuando se tarda en hacer algún documento para su jefe se estresa tanto que en ocasiones ya no puede continuar y hasta le da algunos dolores de cabeza. Hay algo que Rocío está detectando, que cuando tiene una cita con algún amigo, quiere llegar muy rápido, pero factores externos como tráfico, exceso de trabajo u otras razones no la dejan, se desespera y durante todo el trayecto se va enojada y es capaz de gritar a quien se le acerque. 

En este ejemplo, Rocío tiene una fuerte dependencia por la ansiedad, se preocupa por hacer las cosas rápido. Se le dificulta controlarse y cuando otros factores no le permiten hacer lo que desea, es cuando se enoja y grita manifestando de ésta manera su enojo. Todos los que se le acerquen no tienen la culpa, sería infantil que ella les dijera a todos: “por favor, no te me acerques porque no quiero que me estorbes, ya que necesito llegar a un lugar y se me hace tarde”. Podría ser válido, pero la raíz es otro sentimiento, el sentimiento raíz es el sentimiento de culpa. 

Cada vez que te enojes busca cuál es el origen, podría ser que el problema sea tu interior, en lugar de afectar a otras personas, mejor sana primero.
 

Rafael Zárate M.

lunes, 22 de julio de 2013

CUATRO SECRETOS PARA SER FELIZ


Lo que más deseamos en la vida es la felicidad. Pero en ocasiones saboteamos nuestros esfuerzos para alcanzarla.  La felicidad no es un destino a donde se llega, sino es la manera de caminar por la vida. Sin embargo, de manera extraña, en el trayecto podemos tropezar con dos problemas graves: algunos seres humanos tienen miedo de ser felices y muy pocos saben exactamente qué desean. 
 
Si quieres vencer estos dos obstáculos y pertenecer al selecto grupo de gente feliz, te sugerimos seguir cuatro pasos para lograrlo.
 
     Desmantela tu armadura.

Con frecuencia tememos ser felices y saboteamos nuestras ilusiones porque pensamos que no merecemos la felicidad y nos da miedo tratar de alcanzarla.  La forma más sencilla y frecuente de protegernos y mantenernos a salvo es construir una armadura de acero en la que encerramos nuestros sueños y deseos para que nadie pueda alcanzarlos ni destruirlos. Y, por supuesto, el resultado es que jamás damos un solo paso para hacerlos realidad.  Acepta que al reprimir tus sueños no los proteges, sino que impides que se realicen. Haz esfuerzos verdaderos para convertirlos en realidad. Esta decisión te puede llevar a correr algunas desilusiones y desengaños; pero también te llevará a éxitos que de otra manera no lograrías jamás.
 
    Conéctate con los deseos de tu corazón.
 
Haz una "cita" contigo mismo para explorar cuáles son los sueños y los deseos que duermen en el fondo de tu corazón.  Considérala y trátala como la cita más importante de tu vida.  Si lo consideras necesario, asiste a ella con libreta y pluma en mano.  Anota cuanta idea se te ocurra sobre lo que deseas, aunque te parezca absurda.  Cuando no tenemos idea de cuáles son nuestras metas en la vida ni sabemos cómo alcanzarlas, es una buena idea ayudar al cerebro a realizar esta exploración.  Lo importante es que logres conectarte con lo que tu corazón anhela realmente y que llegues a vislumbrar los diferentes caminos por medio de los cuales podrías alcanzarlo. De este modo, te será más fácil empezar a dar los pasos necesarios para convertir ese sueño en realidad.  Los esfuerzos que hagas llenarán de interés tu vida y te harán probar las primeras mieles de la felicidad.
 
    Reconoce tu propio poder.
 
Todos somos mental y físicamente capaces de hacer lo que nos proponemos; los límites los ponen nuestro miedo y nuestra imaginación. Y todos merecemos el éxito, como merecemos el amor y la felicidad.  Desafortunadamente, para muchos es más fácil decir "no puedo"; y todos solemos creer en nuestras propias palabras.  Así que para conquistar la felicidad, empieza a practicar una actitud positiva, a fomentar la confianza en ti mismo y a decir "sí puedo", a todos los retos que te vaya planteando la vida.  Muy pronto descubrirás que puede hacer cosas de las que antes te sentías incapaz.
 
    No tomes precauciones como pretextos.
 
Algunos temores son buenos. Ser precavido y cauteloso es una virtud cuando se conduce un automóvil, se tienen hijos pequeños y se desea evitar cualquier tipo de accidente. Pero cuando el miedo te impide lanzarte en busca de tus sueños, ha llegado el momento de deshacerse de él.  En las decisiones importantes de la vida los temores y pretextos deben dejarse a un lado y debe imponerse el valor para correr ciertos riesgos, porque se necesita determinación para perseguir y alcanzar los grandes sueños.  Para ser feliz hace falta honradez para seguir el camino correcto en su consecución y para no estropearla con la mentira o el egoísmo. Pero, ¿cómo sé en cada momento que estoy siendo honrado con las personas que realmente me importan? El problema que se nos plantea es el de reconocer el tipo de amor apropiado -cuál es la manera correcta de amar-, y distinguirla de un amor equivocado -que pueda terminar destruyendo aquello que uno ama.
 

Denis Derivet 

jueves, 18 de julio de 2013

Acepta a tus amigos como ellos son


Acéptalos como son...
Está agradecido por lo que tienes,
no molesto por lo que los amigos no pueden dar.
Acepta las imperfecciones de cada uno y la individualidad
y no te sientas amenazado si las opiniones
y los gustos de ellos difieren a veces de los tuyos.

Date tu lugar...

Tenemos derecho a nuestros sentimientos y pensamientos privados.
Los amigos que tratan de invadir el espacio interior de los demás,
corren el riesgo de destruir la relación. 

Estáte listo para dar y recibir...

Está siempre pronto para prestar ayuda y también para pedirla,
pero no te excedas en tus exigencias, ni permitas que se abusen. 

Da consejos constructivos...

Cuando un amigo necesita hablar, escucha sin interrumpir.
Si te piden un consejo, que sea positivo y al mismo tiempo un apoyo.

Se leal...

Lealtad es fidelidad... Significa "estar con" tu amigo,
tanto en las malas como en las buenas.
Significa honrar la confianza,
significa no desacreditar a un amigo en su ausencia,

ni permitir que otros lo hagan.

Alaba y alienta...

Di a tus amigos lo que te gusta acerca de ellos,
lo agradecido que estás de la presencia de ellos en tu vida.
Deléitate con los dones que tienen y aplaude sus éxitos.

Se honesto...

La comunicación abierta es esencial en la amistad.
Expresa tus sentimientos, buenos y malos,

en lugar de embotellar tu cólera o tus ansiedades.
Aclarar el ambiente ayuda al desarrollo de la amistad,
pero recuerda que hay cosas que es mejor no decir.

Trata a los amigos como iguales...

En la verdadera amistad, no hay número uno,
no hay lugar para alardear de inteligente o de los éxitos obtenidos,
ni para la envidia, ni para sentirse superior o inferior.

Confía en tus amigos...

Vivimos en un mundo desordenado e imperfecto,
compuesto de gente imperfecta.
La confianza puede ser traicionada,
pero es esencial para la amistad.
Haz el esfuerzo de creer en la bondad intrínseca de tus amigos.


Y recuerda que el mejor amigo,
el que siempre estará a nuestro lado,
el que nunca nos dejará, ni nos defraudará,

es JESÚS.

celebrandolavida.org

jueves, 11 de julio de 2013

Aprender a equivocarse

No hay una vida sin problemas, pero lo que hay en todo hombre es capacidad para superarlos



Una de las virtudes-defecto más cuestionables es el perfeccionismo. Virtud, porque evidentemente, lo es el tender a hacer todas las cosas perfectas. Y es un defecto porque no suele contar con la realidad: que lo perfecto no existe en este mundo, que los fracasos son parte de toda la vida, que todo el que se mueve se equivoca alguna vez.

He conocido en mi vida muchos perfeccionistas. Son, desde luego, gente estupenda. Creen en el trabajo bien hecho, se entregan apasionadamente a hacer bien las cosas e incluso llegan a hacer magníficamente la mayor parte de las tareas que emprenden.

Pero son también gente un poco neurótica. Viven tensos. Se vuelven cruelmente exigentes con quienes no son como ellos. Y sufren espectacularmente cuando llega la realidad con la rebaja y ven que muchas de sus obras -a pesar de todo su interés- se quedan a mitad de camino.

Por eso me parece que una de las primeras cosas que deberían enseñarnos de niños es a equivocarnos. El error, el fallo, es parte inevitable de la condición humana. Hagamos lo que hagamos habrá siempre un coeficiente de error en nuestras obras. No se puede ser sublime a todas horas. El genio más genial pone un borrón y hasta el buen Homero dormita de vez en cuando.

Así es como, según decía Maxwel Brand. "todo niño debería crecer con convicción de que no es una tragedia ni una catástrofe cometer un error". Por eso en las persona siempre me ha interesado más el saber cómo se reponen de los fallos que el número de fallos que cometen.

Ya que el arte más difícil no es el de no caerse nunca, sino el de saber levantarse y seguir el camino emprendido.

Temo por eso la educación perfeccionista. Los niños educados para arcángeles se pegan luego unos topetazos que les dejan hundidos por largo tiempo. Y un no pequeño porcentaje de amargados de este mundo surge del clan de los educados para la perfección.

Los pedagogos dicen que por eso es preferible permitir a un niño que rompa alguna vez un plato y enseñarle luego a recoger los pedazos, porque "es mejor un plato roto que un niño roto".

Es cierto. No existen hombres que nunca hayan roto un plato. No ha nacido el genio que nunca fracase en algo. Lo que sí existe es gente que sabe sacar fuerzas de sus errores y otra gente que de sus errores sólo saca amargura y pesimismo. Y sería estupendo educar a los jóvenes en la idea de que no hay una vida sin problemas, pero lo que hay en todo hombre es capacidad para superarlos.

No vale, realmente, la pena llorar por un plato roto. Se compra otro y ya está. Lo grave es cuando por un afán de perfección imposible se rompe un corazón. Porque de esto no hay repuesto en los mercados.


Autor: José Luis Martín Descalzo 

http://www.es.catholic.net/temacontrovertido/174/1634/articulo.php?id=30896

miércoles, 10 de julio de 2013

¡QUE BELLO ES VIVIR!



Vivir, es gozar los momentos bellos y desafiarse a sí mismo ante las adversidades.

Vivir, es aprender más cada día, es evolucionar y cambiar para hacer de nosotros un ser mejor que ayer,  un ser que justifica su existir.


Vivir, es amar intensamente a través de una caricia, es escuchar en silencio la palabra del ser amado, es perdonar sin replica una ofensa,  es aspirar la presencia del otro, es besar con pasión a quien nos ama.


Vivir, es contemplar apaciblemente la alegría de un niño, escuchar al adolescente aceptando sus inquietudes sin protestar, acompañar con gratitud la ancianidad en su soledad.


Vivir es comprender al amigo ante la adversidad y aunque se tengan mil argumentos para contradecirlo o justificarlo, finalmente solo escucharlo, es tener la capacidad de regocijarse ante sus triunfos y realizaciones.


Vivir es sentir que nuestro existir  no fue en vano y en la medida en que nos atrevemos a dar lo mejor de nosotros en cada momento, logremos manifestar la grandeza de nuestra alma para amar.


Vivir es vibrar y sentir es amar y gozar, es observar y superar, es dar y aceptar, es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser.

lunes, 8 de julio de 2013

LOS OBSTÁCULOS



El problema no está, en si la vida es fácil o difícil, sino en cómo reaccionamos ante los obstáculos. Si un día se te cierra una puerta, la solución no es romperte la cabeza dando contra ella, sino preguntarte si no habrá, al lado de ella o en la misma dirección, alguna otra puerta por la que puedas pasar. 

En la vida tienes que aceptar a veces salidas de emergencia, aunque te obliguen a dar un pequeño rodeo. Procura, al mismo tiempo, tener siempre encendidas tres o cuatro ilusiones; así, si te apaga una, aún tendrás otras de las que seguir viviendo. 
 
Distingue siempre entre tus ideales y las formas de realizarlo. Aquellos son intocables, éstas no. Si alguien pone obstáculos a tu ideal, pregúntate si se opone de veras a tu ideal o a la forma en que estás realizándolo. Y no veas problema en cambiar de forma de buscarlo, siempre en cuanto sigas buscando el mismo ideal. 
 
Aprende en la vida a ser persistente y tenaz, pero no confundas la tenacidad con la cabeza dura. No cedas ni en tus ideas ni en tus convicciones, pero no olvides que una verdad puede decirse de mil maneras y que no siempre vale la pena sufrir por ciertos modos de expresión. 
 
Y cuando llegue una ola que sea más fuerte que tú, agáchate, déjala pasar, espera... y luego, sigue nadando. Intenta convertirte en lo mejor que puedes ser. Muchos tienen miedo de lograr su potencial porque temen encontrarse con una puerta cerrada. Esto no es una actitud correcta. Debes desarrollarte a ti mismo lo mejor posible.  Aún la persona más pequeña tiene el potencial más grande si utiliza todo lo que está dentro de ella.


 Autor Desconocido 






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