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"El Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen." Santa Teresa de Ávila
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miércoles, 29 de mayo de 2013

SOLO SE NECESITA UN ABRAZO


Hace veinte años, yo manejaba un taxi para vivir. Lo hacía en el turno de la noche y mi taxi se convirtió en un confesionario móvil. Los pasajeros se subían, se sentaban atrás de mí en total anonimato, y me contaban acerca de sus vidas. Encontré personas cuyas vidas me asombraban, me ennoblecían, me hacían reír y me deprimían. Pero ninguna me conmovió tanto como la mujer que recogí en una noche de agosto.

Respondí a una llamada de unos pequeños edificios en una tranquila parte de la ciudad. Asumí que recogería a algunos saliendo de una fiesta o un trabajador que tenía que llegar temprano a una fábrica de la zona industrial de la ciudad. Cuando llegué a las 2:30 am el edificio estaba oscuro excepto por una luz en la ventana del primer piso. Aunque la situación se veía peligrosa, yo siempre iba hacia la puerta. Este pasajero debe ser alguien que necesita de mi ayuda, razoné para mí.

Por lo tanto caminé hacia la puerta y toqué... "un minuto" respondió una frágil voz. Pude escuchar que algo era arrastrado a través del piso, después de una larga pausa, la puerta se abrió.

Una pequeña mujer de unos ochenta años se paró enfrente de mí. Ella llevaba puesto un vestido floreado, y un sombrero con un velo, como alguien de una película de los años 40's. A su lado una pequeña maleta de nylon. El departamento se veía como si nadie hubiera vivido ahí durante muchos años. Todos los muebles estaban cubiertos con sábanas, no había relojes en las paredes, ninguna baratija o utensilio. En la esquina estaba una caja de cartón llena de fotos y una vajilla de cristal. La señora repetía su agradecimiento por mi gentileza.

- "No es nada", le dije. "Yo sólo intento tratar a mis pasajeros de la forma que me gustaría que mi mamá fuera tratada". - "Oh, estoy segura de que es un buen hijo", dijo ella. Cuando llegamos al taxi me dio una dirección, entonces preguntó: - "¿Podría manejar a través del centro?". - "Ese no es el camino corto", le respondí rápidamente. - "Oh, no importa", dijo ella, "No tengo prisa, estoy camino del asilo". La miré por el espejo retrovisor, sus ojos estaban llorosos. - "No tengo familia"- ella continuó, "el doctor dice que no me queda mucho tiempo". Tranquilamente estiré mi brazo y apagué el taxímetro. - "¿Qué ruta le gustaría que tomara?", le pregunté. Por las siguientes dos horas manejé a través de la ciudad. Ella me enseñó el edificio donde había trabajado como operadora de elevadores. Manejé hacia el vecindario donde ella y su esposo habían vivido cuando ellos eran recién casados. Ella me pidió que nos detuviéramos enfrente de un almacén de muebles donde una vez hubo un salón de baile, al que ella iba a bailar cuando era joven. Algunas veces me pedía que pasara lentamente enfrente de un edificio en particular o una esquina y veía en la oscuridad, y no decía nada. Con el primer rayo de sol apareciéndose en el horizonte, ella repentinamente dijo:

- "Estoy cansada, vámonos ahora". Manejé en silencio hacia la dirección que ella me había dado. Era un edificio bajo, como una pequeña casa de convalecencia, con un camino para autos que pasaba bajo un pórtico. Dos asistentes vinieron hacia el taxi tan pronto como pudieron. Ellos debían haber estado esperándola. Yo abrí la cajuela y dejé la pequeña maleta en la puerta. La mujer estaba lista para sentarse en una silla de ruedas. - "¿Cuánto le debo?", ella preguntó, buscando en su bolsa. - "Nada", le dije. - "Tienes que vivir de algo", ella respondió. - "Habrá otros pasajeros", yo respondí. Casi sin pensarlo, me agaché y la abracé. Ella me sostuvo con fuerza, y dijo: - "¡¡¡Necesitaba un abrazo!!!"

Apreté su mano, entonces caminé hacia la luz de la mañana. Atrás de mí una puerta se cerró, fue un sonido de una vida concluida. No recogí a ningún pasajero en ese turno, manejé sin rumbo por el resto del día. No podía hablar, ¿Qué habría pasado si a la mujer la hubiese recogido un conductor malhumorado o alguno que estuviera impaciente por terminar su turno?, ¿Qué habría pasado si me hubiera rehusado a tomar la llamada, o hubiera tocado el claxon una vez, y me hubiera ido? .

En una vista rápida, no creo que haya hecho algo más importante en mi vida. Estamos condicionados a pensar que nuestras vidas están llenas de grandes momentos, pero los grandes momentos son los que nos atrapan bellamente desprevenidos, en los que otras personas pensarán que sólo son pequeños momentos. La gente tal vez no recuerde exactamente lo que tu hiciste o lo que tú dijiste... pero siempre recordarán cómo los hiciste sentir.


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martes, 28 de mayo de 2013

Vinculan las campañas de vacunación del Banco Mundial con el control demográfico


Las campañas de vacunación forman parte de la política demográfica de reducción poblacional, según afirma en una entrevista el ex empleado del Banco Mundial (BM) John F. May.



De acuerdo con May, demógrafo ya jubilado que trabajó durante 10 años en el BM, las campañas de vacunación, especialmente las llevadas a cabo en los llamados 'países de fecundidad alta', son medios para lograr la reducción de la población en esas naciones.

Los sistemas utilizados para implementar las políticas de población (el conjunto de medidas que buscan producir cambios cuantitativos y cualitativos en los procesos demográficos) son “acciones concretas como las campañas de vacunación para la planificación familiar", señaló el demógrafo en una entrevista publicada esta semana en el diario francés 'Sens Public'. En sus declaraciones, May también aseguró que el BM juega un papel muy importante en la reducción general de la población. 

Esta no es la primera ocasión en la que un funcionario del BM habla acerca de las estrictas políticas de control de población implementadas por el organismo en el tercer mundo. Ya en 1984, uno de sus informes sobre el desarrollo mundial sugería el uso de camionetas y campos de esterilización para facilitar la aplicación de sus políticas en naciones tercermundistas. 

El reporte también amenazaba a aquellas naciones que implementaran con retraso sus políticas poblacionales con tomar “medidas drásticas, menos compatibles con las elecciones individuales y la libertad”.

Otros estudio más reciente, elaborado por Neil Z. Miller y Gary S. Goldman, apunta que existe una relación estadística directa entre el número de vacunaciones y las tasas de mortalidad infantil en el mundo desarrollado. Así, aunque EE.UU. administra un elevado número de vacunas, cuenta con la tasa de mortalidad infantil más alta de todos los países desarrollados.

Organismos como el BM, la Organización Mundial de la Salud y fundaciones como la de  Bill y Melinda Gates invierten millones de dólares en el suministro de vacunas a países subdesarrollados y son defensores de los alimentos genéticamente modificados.

Sin embargo, como apuntaron Miller y Goldman en su informe, “todas las naciones ricas y pobres, desarrolladas y en desarrollo, tienen la obligación de determinar si sus programas de inmunización están alcanzando los objetivos deseados “.



lunes, 27 de mayo de 2013

Jorge Luis Borges y su madre


Se cuenta del famoso escritor argentino Jorge Luis Borges Acevedo (1899-1986), que se llevaba bien con todo el mundo y era delicioso cuando los periodistas lo entrevistaban en cualquier momento. Siempre los asombraba con frases propias de una personalidad magnética, brillante y contradictoria.
–¿Y qué puede decirnos Jorge Luis Borges sobre las drogas? ¿Probó alguna sustancia prohibida?, le preguntaban. Y él respondía sin reparos: –Yo no bebo, no fumo, no escucho la radio, no me drogo,
como poco. Yo diría que mis únicos vicios son “El Quijote”, “La Divina Comedia” y no
incurrir en la lectura de Enrique Larreta ni de Benavente. Y en cuanto a la fe siempre ofrecía
la misma duda: la transcendencia del hombre. –No afirmo ni niego, pero espero que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno. Y se quedaba tan campante.

En algún momento, este genial escritor de la lengua castellana del siglo XX se percató de que algunas de sus afirmaciones referentes a la fe hacían sufrir a la persona que más amó en este mundo: su madre, una mujer creyente y piadosa. Doña Leonor Acevedo era una dama dotada de un ingenio y una picardía –de la buena– que heredó y cultivó con entusiasmo su hijo. Él veneraba a su madre y sufría lo indecible cuando algo o alguien molestaba la tranquilidad de doña Leonor. Eran años de cobardes bombas y amenazas perturbadoras.

El teléfono sonó a horas angustiantes: –Te vamos a matar y a tu hijo, dijo la voz. Doña Leonor, ya acostada, respondió con toda tranquilidad: –Vea señor, tengo más de 90 años y si no se apura en cumplir su amenaza, por ahí me muero antes. Y se quedó en paz. Sin embargo, hubo una vez que el espíritu de doña Leonor se inquietó. Aunque lo sabía, escuchar de los labios de su hijo que se declaraba agnóstico hizo que su corazón le advirtiera de una amenaza mucho más letal que una bomba. La salvación eterna de
su hijo la perturbaba. Tenía que hacer algo. Y lo hizo.

La estrategia de doña Leonor y el final feliz del genial escritor fueron revelados por un anciano sacerdote a su amigo Pablo Caruso, con el encargo expreso de que lo publicara. He aquí su testimonio:
«A veces, muy de vez en cuando, en el lugar y tiempo menos pensado, el escriba se encuentra una “estrella en el aljibe”, como decía un maestro de periodistas. No sé yo si éste es el caso, pero quiero contarlo. El que esto escribe fue a visitar a su anciano amigo sacerdote, cuyo corazón ya está muy gastado: apenas le quedan unos latidos y los utiliza para seguir rezando a fin de terminar el “buen combate”.

“No estoy retirado”, me aclaró. Un sacerdote nunca se retira, sino que está junto con otros hermanos sacerdotes, en una casa muy acogedora, esperando impaciente ver el rostro de su Señor. La sombra
relajante del frondoso tilo hizo más fácil la deliciosa conversación o monólogo –en mi beneficio, claro está– de este hombre de Dios. Tampoco sabría yo precisar por qué derivó la conversación hacia la madre del mundialmente celebrado escritor argentino.

–“¿Sabes?, me dijo mi amigo, me gustaría que lo contaras… Hazlo con delicadeza, pero cuéntalo”. 

Ella, doña Leonor, amaba a ese hijo y su primera preocupación era su alma, por tanto, rezó mucho por este asunto. Un día decidió sacar el tema. –”Hijo, ¿qué es eso que he oído por ahí, que eres agnóstico? ¿De verdad dudas de la existencia de Dios?”. La directa pregunta de doña Leonor logró hacer tartamudear más de lo habitual al escritor, eterno candidato al premio Nobel de Literatura.
–“Lo que pasa, madre, es que el infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto”, respondió el autor de El Aleph.

Entonces, doña Leonor le tomó la mano y le susurró: –”Prométeme que recitarás un Ave María todas las noches. Te pido que lo hagas cuando te retires a dormir. Hazlo, aunque yo no esté físicamente a tu lado, como si me dieras a mí el beso de las buenas noches”. –”Sabes, madre, yo creo que es mejor pensar que Dios no acepta sobornos”.
Doña Leonor se quedó un rato en silencio. –”Entonces, tengo que admitir que me has sobornado muchas veces. Lo has hecho cuando me dabas un beso antes de pedirme algo que querías”. Borges sonrió.
Tiempo después, el escritor admitió a un amigo suyo que, por amor a su madre,  nunca se había olvidado de recitar todas las noches esa sencilla oración mariana.

Jorge Luis Borges murió en Ginebra el 14 de junio de 1986, a los 87 años. Ante la sorpresa de las pocas personas que le rodeaban en su lecho de muerte, pidió ver a un sacerdote católico. Así se hizo. Esto que hoy cuento ocurrió hace algunos años. Mi anciano amigo sacerdote nunca me dijo cuándo lo debía contar. Quiero hacerlo hoy y no sé por qué.»

Así se expresa Pablo Caruso, el amigo de aquel anciano sacerdote, en un artículo publicado en “La Gaceta” (5-II-2008).Y añade: «Voces y caras extrañas vendrán seguramente a desmentirme… ¿Y qué?»

Texto de la revista Ave María, nº 787, marzo de 2013

http://webcatolicodejavier.org/JorgeLuisBorges.html

sábado, 25 de mayo de 2013

Encomendados a la mujer

Cuando un amigo nos da un sobre y nos dice: “llévalo, por favor, a mi padre”, no estaremos tranquilos hasta que el sobre llegue a su destino. Nos han encomendado algo, nos han confiado un encargo, no sabemos si es importante o no, pero hay que cumplirlo.
        Resulta curioso pensar que también una persona pueda ser “encomendada” a otra. Pero si nos ponemos a reflexionar, la cosa no es tan extraña, pues hay seres humanos encomendados a otros seres humanos.
        El niño está “encomendado” a sus padres. Ellos cuidan de él, lo protegen, lo apoyan, lo inician en los primeros elementos del lenguaje y de la vida. Llegará el día en el que los padres, ya ancianos, estarán “encomendados” a sus hijos, y éstos cuidarán de ellos y los atenderán de la mejor manera posible. Los niños en la escuela están “encomendados” a la acción constante e incansable de los maestros (aunque hay niños capaces de hacer perder la paciencia no sólo a los maestros más competentes, sino incluso a los que aguantan casi todo...). Los médicos deben responsabilizarse de los enfermos que tienen “encomendados”, y lo mismo los jefes de empresa, y los políticos, y...
        Por eso es posible decir que los hombres están confiados, están encomendados, los unos a los otros. Pero, de un modo especial, los hombres están encomendados a las mujeres.
        No es una idea original. Se puede encontrar en una carta poco conocida del Papa Juan Pablo II, escrita en 1988: La dignidad de la mujer. Allí podemos leer que “es cierto que el hombre ha sido confiado a cada hombre, pero lo ha sido en modo particular a la mujer, porque precisamente la mujer parece tener una específica sensibilidad -gracias a su especial experiencia de su maternidad- por el hombre y por todo aquello que constituye su verdadero bien, comenzando por el valor fundamental de la vida”.
        Sí: sólo las mujeres pueden tener la experiencia de llevar, debajo de su corazón, la existencia de los millones de personas que levantamos el polvo de nuestras ciudades y campos. Cada uno de nosotros ha vivido esa experiencia muy particular de estar totalmente en manos de nuestras madres, de sentir un amor que los padres tienen que aprender precisamente de las madres. El que hayamos estado “encomendados” a ellas fue posible porque, en cierto sentido, ellas también se sintieron realizadas, plenas, felices, cuando nos acogieron.
        Es cierto que no faltan casos de embarazos peligrosos, de niños que nacen en un momento difícil para la familia, o de diagnósticos prenatales que anuncian una terrible enfermedad en quien está caminando hacia el día esperado de su nacimiento. Pero ese es el misterio de la “encomienda”: un nuevo niño o niña llama al corazón de sus papás (especialmente de la mamá), para gritar con sencillez: “aquí estoy, me encomiendo a vosotros; ¿me acogéis?”
        El mismo Juan Pablo II completa esta idea. En la carta que recordamos antes, el Papa recordaba que la paternidad es obra del hombre y de la mujer, pero que es la mujer quien más “paga” por ella. Los 9 meses de embarazo son siempre una aventura inmensa, con sus sorpresas, sus temores, sus alegrías. Y los primeros días del recién nacido transcurren en una relación muy particular con su madre, la cual es, para ese pequeño que vive de hambre, de lloros y de curiosidad, el “ancla de salvación” más importante.
        Conviene, por lo tanto, recordar que estamos “encomendados los unos a los otros”. Pero, de modo especial, conviene recordar que estamos “encomendados a la mujer”. Quizá ella, mejor que nadie, podrá enseñar al mundo cómo llevar a cabo la tarea de ayudar a los otros, de amar, de entregarse, de ser plenamente felices.

        Sólo la donación da felicidad. La mujer lo sabe mejor que el hombre. Y todo hombre que quiera ser feliz, tendrá que volver otra vez los ojos y el corazón, con humildad, hacia la mujer, para aprender la ciencia más importante del mundo: la ciencia del amor.

Fernando Pascual, L.C.

http://www.fluvium.org/textos/familia/fam908.htm

miércoles, 15 de mayo de 2013

Alguien dijo...



Alguien dijo que un niño se lleva en el vientre durante nueve meses. Ese alguien no sabe que un hijo se lleva en el corazón toda la vida.


Alguien dijo que toma una seis semanas volver a la normalidad después de dar a luz. Ese alguien no sabe que después de dar a luz la normalidad no existe.

Alguien dijo que se aprende a ser madre por instinto. Ese alguien nunca fue de compras con un niño de tres años.

Alguien dijo que de "buenos" padres salen hijos "buenos". Ese alguien piensa que un hijo viene con instrucciones y garantía.

Alguien dijo que las "buenas" madres nunca gritan. Ese alguien nunca vio a su hijo romper con una pelota la ventana del vecino.

Alguien dijo que no se necesita una buena educación para ser madre. Ese alguien nunca ayudó con una tarea de matemáticas de cuarto grado.

Alguien dijo que no se puede amar al cuarto hijo como al primero. Ese alguien no tuvo cuatro hijos.

Alguien dijo que se pueden encontrar en los libros las respuestas a todas las preguntas sobre cómo criar hijos. Ese alguien no tuvo un hijo que se metió un fríjol en la nariz.

Alguien dijo que lo más difícil de ser madre es el parto. Ese alguien nunca dejó a su hijo en la escuela el primer día de preescolar (kindergarten).

Alguien dijo que una madre puede hacer su labor con los ojos cerrados y una mano atada a la espalda. Ese alguien nunca organizó la fiesta de cumpleaños de su hija.

Alguien dijo que una madre puede dejar de preocuparse cuando los hijos se casan. Ese alguien no sabe que el matrimonio agrega yernos y nueras al corazón de una madre.

Alguien dijo que el trabajo de una madre termina cuando el último hijo se va del hogar. Ese alguien no tiene nietos.

Alguien dijo que una madre sabe que su hijo la ama, así que no hay necesidad de decírselo. Ese alguien no es madre.

Alguien dijo que una madre no necesita de la comprensión y del "te quiero" del hijo. Ese alguien no es un hijo.


http://webcatolicodejavier.org/diadelamadre.html

viernes, 10 de mayo de 2013

LOS DIEZ LADRONES DE TU ENERGÍA.



1- Deja ir a personas que sólo llegan para compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicio de los demás. Si alguien busca un cubo para echar su basura, procura que no sea en tu mente. 

2- Paga tus cuentas a tiempo. Al mismo tiempo cobra a quién te debe o elige dejarlo ir, si ya es imposible cobrarle.

3- Cumple tus promesas. Si no has cumplido, pregúntate por qué tienes resistencia. Siempre tienes derecho a cambiar de opinión, a disculparte, a compensar, a re-negociar y a ofrecer otra alternativa hacia una promesa no cumplida; aunque no como costumbre. La forma más fácil de evitar el no cumplir con algo que no quieres hacer, es decir NO desde el principio. 

4- Elimina en lo posible y delega aquellas tareas que no prefieres hacer y dedica tu tiempo a hacer las que sí disfrutas.

5- Date permiso para descansar si estás en un momento que lo necesitas y date permiso para actuar si estás en un momento de oportunidad.

6- Tira, recoge y organiza, nada te toma más energía que un espacio desordenado y lleno de cosas del pasado que ya no necesitas.

7- Da prioridad a tu salud, sin la maquinaria de tu cuerpo trabajando al máximo, no puedes hacer mucho. Tómate algunos descansos.

8- Enfrenta las situaciones tóxicas que estás tolerando, desde rescatar a un amigo o a un familiar, hasta tolerar acciones negativas de una pareja o un grupo; toma la acción necesaria. 

9- Acepta. No es resignación, pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar. 

10-Perdona, deja ir una situación que te esté causando dolor, siempre puedes elegir dejar el dolor del recuerdo. 


DALAI LAMA - 

https://www.facebook.com/ClinicaDeArmonizacionNatural

jueves, 9 de mayo de 2013

¿Te despidieron? ¡No te hundas!



Se dice que en esta vida hay “altas y bajas”; quizá en alguna ocasión habrás llegado a la cima del éxito pero posiblemente también habrás caído. Ejemplo de ello es el aterrante despido laboral, situación que a muchos deprime y hunde más, ya que ignoran la siguiente etapa: levantarse nuevamente, aprender de los errores y crecer constantemente. ¿Cómo afrontarlo?

Especialistas en psicología consideran al despido laboral como una de las situaciones más tristes y estresantes de la vida de una persona, lo cual puede provocar angustia, depresión y deterioro del autoestima.


Sin duda el ser despedido suele traer consigo una serie de emociones negativas, especialmente cuando es inesperado ya que tener un empleo representa: asegurar la satisfacción de las necesidades básicas, es una fuente de reconocimiento y estatus social y reforzar la expectativa de valerse por uno mismo.
Sin embargo, depende de uno mismo salir del hoyo. En entrevista con yoinfluyo.com, el psicólogo Oscar Solorio Rincón de Psicología Para Todos recomendó tener una actitud abierta y positiva, “lo peor que podemos hacer es cerrarnos las puertas y sentirnos inútiles, sea cual que la causa del despido no debemos decepcionarnos de nosotros mismos, al contrario debemos fortalecer nuestras debilidades y prepararnos a lo que venga”.
El especialista precisó en que debemos comprender que este proceso de pérdida implica cierto dolor, “un despido laboral puede causar un trauma el cual impedirá conseguir otro empleo, además de dañar su estado emocional, la carga negativa también daña la salud física; para que no ocurra ello debemos cambiar nuestra actitud y mentalidad de manera abierta y positiva”.
Solorio Rincón aseguró que la ayuda profesional es la mejor alternativa, “es una noticia demasiado fuerte, si a ella juntamos otros problemas como los familiares, económicos y de más caeremos en una fuerte depresión que muy probablemente nos orille a las drogas o el alcohol, existen la psicología laboral la cual ayuda a potenciar el desarrollo personal y la calidad de vida, recuerda que siempre hay una solución y tenerla está en tus manos”.
Por otra parte, el diario CNN citó la voz de los especialistas quienes recomiendan cuatro puntos importantes para salir de ese duelo y comenzar una vez más:
  • Acepta tus emociones
El psicólogo y colaborador de Bumeran.com, Pablo Nachtigall recomienda que lo primero que debes hacer es acepta el dolor, la rabia o tristeza que puedas llegar a sentir; no hay nada peor que intentar tapar esos sentimientos y comenzar a juzgarte.   
  • No es una descalificación hacia ti
Generalmente este hecho se asocia con la manifestación de que no eres suficientemente bueno o capaz de conservar un trabajo, en lugar de tomarlo como una oportunidad para obtener un empleo mejor.
El psicólogo organizacional Víctor Muriedas recomienda pasar lo que aprendiste en tu ex trabajo y ver cuáles de esas fortalezas o habilidades te servirán para tu próxima tarea. 
  • Expresa tus sentimientos y compártelos
Cuando hayas identificado el sentimiento que te genera el despido: rabia, enojo, frustración, etcétera, intenta compartirlo con gente cercana a ti.
Obtener retroalimentación, consejos, apoyo o sólo que te escuche tu familia, un amigo o algún profesional puede ofrecer valiosas oportunidades de crecimiento y ayudarte a conseguir un nuevo empleo en el que tendrás mayor conciencia de tus habilidades.
  • Pon manos a la obra
No eches los consejos en saco roto, una vez que hayas obtenido las sugerencias, concéntrate en buscar un empleo que no sólo te pague la renta, sino en aquél que te permita desarrollar tu creatividad y todo tu potencial. Acto seguido desarrolla un plan con metas especificas para tu búsqueda de trabajo ¡manos a la obras!
Ya escuchaste a los especialistas, primero acepta tu dolor, no te hundas más, expresa lo que sientes y comienza de nuevo. Recuerda que de los males se saca un gran beneficio, dale la vuelta a la frustración y aprende de lo ocurrido.


miércoles, 8 de mayo de 2013

Un día la FELICIDAD, golpeará a tu puerta....



Yo soy parte de la vida de aquellos que tienen amigos, porque tener amigos es ser Feliz. 

Yo soy parte de la vida de aquellos que viven rodeados por personas como ustedes, pues vivir así es ser Feliz. 

Yo soy parte de la vida de aquellos que creen que ayer es pasado, mañana es futuro y hoy es un regalo, por eso es llamado presente. 

Formo parte de la vida de aquellos que creen en la fuerza del Amor, que creen que para una historia bonita no hay punto final. 

Yo estoy casada, ¿sabían? Estoy casada con el Tiempo. ¡Ah!… mi marido es lindo! 

El es responsable de la solución de todos los problemas. El reconstruye los corazones, él cura lastimaduras, él vence la Tristeza… 

Juntos, el Tiempo y yo, tuvimos tres hijos: La Amistad, la Sabiduría, y el Amor. 

La Amistad es la hija mayor. 

Una joven linda, sincera, alegre. Ella brilla como el sol. 

La Amistad une a las personas, nunca pretende herir, siempre consolar. 

La del medio es la Sabiduría, culta, íntegra, siempre fue la más apegada al padre, el Tiempo. 

La Sabiduría y el Tiempo andan siempre juntos. 

El menor es el Amor. ¡Ah! ¡cuánto trabajo me da! 

Es terco, a veces sólo quiere vivir en un lugar… 

Yo vivo diciendo: 

"Amor, usted fue hecho para vivir en dos corazones, no en uno". 

El Amor es complejo, pero es lindo, ¡muy lindo! 

Cuando el comienza a hacer estragos y perjuicios yo llamo a su padre, y pronto el Tiempo sale a cerrar todas las heridas que el Amor abrió. 

Una persona muy importante me enseñó una cosa: 

Todo final siempre es verdadero… si todavía no conoce su verdad, es porque no llegó el final.

Por eso, me atrevo a pedirle algo: crea siempre en mi familia. 

Crea en el Tiempo, en la Amistad, en la Sabiduría y principalmente en el Amor. 

Y con seguridad un día, yo, la Felicidad, golpearé a su puerta!!! 


https://www.facebook.com/pages/un-Rinconcito-Para-El-Alma/

Para los que amé y para los que me amaron..




Cuando me vaya... déjenme ir... 

Tengo muchas cosas que hacer y ver. 
No se aten a mi por sus lágrimas. 
Por los hermosos años que vivimos juntos, demos gracias a Dios 

Yo les di mi amor.
Ustedes recuerden la alegría que me dieron 
les doy gracias a cada uno de ustedes
por el cariño que me brindaron, pero ahora tengo que viajar sola 

Si necesitan llorar, lloren pero 
dejen que su fe en Dios conforte su pena;
Solo nos separaremos un tiempo.
Mantengan mi recuerdo en sus corazones.

La vida sigue adelante. No estaré lejos
Si me necesitan, piensen en mí, 
aunque no me miren, ni me puedan tocar, 
estaré entre ustedes y sentirán el calor 
de mi amor en sus corazones.

Cuando a ustedes les toque viajar por este camino,
aquí estaré esperándolos, yo los recibiré, con una sonrisa...




Abuela desde el cielo bendícenos en éste día tan especial de tu cumpleaños.... 


“Nadie puede explicarnos el dolor, su ilimitado alcance ni sus profundidades enigmáticas. Nadie nos puede descubrir el vacío que deja en el mismo centro de nuestro ser, un vacío que nada lo llena.”
Ruth Coughlin


http://espanol.answers.yahoo.com

martes, 7 de mayo de 2013

LA MARCA QUE DEJAS EN LOS DEMÁS




Cuando yo era niño, aún muy pequeño, mi padre compró el primer teléfono de nuestro vecindario. Recuerdo bien aquel aparato negro y brillante que se hallaba sobre la cómoda de la sala. Yo era muy chico para alcanzarlo, pero me quedaba escuchando fascinado mientras mi madre hablaba con alguien.  Un día descubrí que dentro de aquel objeto maravilloso vivía una persona fantástica. Se llamaba "Información" y no había nada que ella no supiera. "Información" podía suministrar cualquier número de teléfono y hasta la hora correcta. 
 

Mi primera experiencia personal con ese genio de la botella vino un día que mi madre se encontraba fuera, en casa de unos vecinos. Yo estaba en el garaje, revolviendo la caja de herramientas, cuando me golpeé un dedo con el martillo. El dolor era terrible, pero no tenía motivo para llorar, ya que no había nadie para consolarme. Andaba por la casa chupándome el dedo dolorido, hasta que pensé: 

"¡El teléfono!"   Rápidamente cogí una pequeña escalera que coloqué frente a la cómoda de la sala. Me subí a la escalera, descolgué el auricular del gancho y lo apreté contra mi oído.  Alguien atendió y yo dije:
-    Información.

Oí dos o tres clics, hasta que una voz suave y nítida habló en mi oído:
-    Información, dígame.
-    Me he golpeado el dedo... Las lágrimas vinieron fácilmente ahora que tenía audiencia.
-    ¿Tu madre no está en casa?, preguntó ella.
-    No, no hay nadie, sollozaba.
-    ¿Estás sangrando?
-    No, pero me he golpeado con el martillo y me duele mucho.
-    ¿Puedes abrir la puerta del congelador?
-    Respondí que sí.

-    Entonces coge un cubito de hielo y póntelo en el dedo, dijo la voz. 


Tras aquel día, yo conectaba con "Información" por cualquier motivo.  Ella me ayudó con mis dudas de geografía y me enseñó dónde estaba Filadelfia.  Me ayudó con los ejercicios de matemáticas.  Me enseñó que la pequeña ardilla que traje del bosque tendría que comer nueces y pequeñas frutas.  Cuando Peter, mi canario, se murió, yo llamé a "Información" y le conté lo ocurrido. Ella me escuchó y comenzó a hablar de esas cosas que se le dicen a un niño que está creciendo. Pero yo me sentía inconsolable y preguntaba:

-    ¿Por qué tienen que morirse unos pajaritos que cantan tan bien y dan alegría a los demás?
-    Paul, recuerda siempre que existen otros mundos donde también se puede cantar.

De alguna manera, después de esto me sentí mejor.  Al día siguiente, allá estaba yo de nuevo:

-    Información, dígame, dijo la voz ya tan familiar.
-    ¿Usted sabe cómo se escribe "excepción"? 


Todo esto aconteció en mi ciudad natal, al norte del Pacífico.  Cuando yo tenía 9 años, nos mudamos a Boston.  Añoraba mucho a mi amiga. "Información" pertenecía a aquel viejo aparato telefónico negro, y yo no sentía ninguna atracción por nuestro nuevo teléfono blanco que se hallaba sobre la cómoda de la nueva sala.  Pasó el tiempo y fui creciendo,  pero los recuerdos de aquellas conversaciones infantiles nunca se alejaron de mi memoria.  Frecuentemente, en momentos de duda o perplejidad, he intentado recuperar el sentimiento de seguridad que tenía en aquel entonces. 


Hoy puedo comprender lo paciente, comprensiva y dulce que fue aquella mujer al perder su tiempo en atender las consultas de un niño.  Algunos años después, cuando me dirigía para la universidad, mi avión hizo escala en Seattle. Yo tenía más o menos media hora entre los dos vuelos. Tomé el teléfono para llamar a mi hermana, que vivía allí a unos quince minutos. Entonces, sin darme cuenta, marqué el número de la operadora de mi ciudad natal: 

-    Información. 


Como en un milagro, escuché la misma voz dulce y clara que tan bien conocía: 


-    Información, dígame. 

-    ¿Usted sabe cómo se escribe "excepción"? pregunté. 
-    Se produjo una larga pausa. Luego, una suave respuesta: 
-    Tu dedo ya está mejor, ¿verdad Paul?. 
-    Me eché a reír.  ¡Así que es usted! ¡No se imagina lo importante que fue para mí en aquel tiempo! 
-    Sí me lo imagino. Y tú no sabes cuánto significaba para mí aquella comunicación. No tuve hijos, así que me pasaba el día esperando tu llamada. 


Le comenté lo mucho que me había acordado de ella en los últimos años y le pregunté si podría visitarla cuando fuese a ver a mi hermana. 

-    ¡Claro que sí!, pregunta por Sally. 

Tres meses después fui a Seattle. Al telefonear, me respondió una voz desconocida:

-    ¿Podría hablar con Sally?, dije. 
-    Usted es amigo de ella?, preguntó la voz. 
-    Sí soy un viejo amigo. Mi nombre es Paul. 
-    Lo siento mucho, pero últimamente Sally estaba trabajando aquí sólo media jornada, porque se encontraba enferma. Por desgracia, murió hace cinco semanas. 

Antes de que yo pudiera colgar, la voz añadió: 

-    Espere un momento.  ¿Usted dijo que su nombre es Paul?
-    Sí. 
-    Sally le dejó un mensaje. Lo escribió y me pidió que yo lo guardase por si usted llamaba. Se lo voy a leer. 


El mensaje decía: 

-    Dile que aún creo que existen otros mundos donde la gente también puede cantar.  Él lo comprenderá.

 
Di las gracias y colgué.  Lo comprendí. "Nunca subestimes la marca que dejas en los demás". 


Autor Desconocido  

domingo, 5 de mayo de 2013

El valor de cada hijo



Hay dos modos opuestos de ver a un hijo. El primero consiste en verlo como una posesión, como un resultado, como “algo” que satisface los deseos de sus padres. El segundo consiste en verlo como un don maravilloso que pide cuidado, cariño, ayuda, amor.

        En el primer modo, el hijo nace sólo si los padres lo “programan”. A veces los esposos deciden esperar años y años para determinar cuándo y cuántos hijos desean tener. Si “por error” inicia un embarazo fuera del programa, muchos recurren al aborto: ese hijo que iniciaba a vivir no encajaba en el plan de sus padres, y por eso su vida no “valía nada”.

        Cuando esos padres deciden tener al hijo, lo acogen en tanto en cuanto llega cuándo quieren y cómo quieren. El cómo, sin embargo, a veces produce sorpresas. El diagnóstico prenatal descubre defectos o un sexo no previsto. En esos casos, el aborto nuevamente se convierte en una triste opción de muchos padres. Otras veces nace el hijo, y al descubrir en él aspectos no deseados, disminuye la estima de sus padres, o se produce un extraño sentimiento de fracaso, como si el hijo valiese sólo si superase un test de cualidades, como si su vida sirviese para satisfacer los deseos de los mayores.

        El otro modo de ver al hijo es radicalmente distinto. El hijo no es una posesión, ni un resultado previsto, ni un objeto que se acepta o se rechaza según sus propiedades. En esta perspectiva el hijo vale por sí mismo, sin condiciones, sin límites.

        La noticia del embarazo, inicie cuando inicie, llena de alegría a los esposos, que se saben bendecidos por un Dios que les encomienda el cuidado de una nueva vida. El hijo es mucho más que una posesión: es una persona, es un tesoro, es una vida que empieza en el tiempo y que está llamada a lo eterno. Es, ciertamente, hijo de los propios padres. Pero también es hijo de Dios.

        Ese niño nace, por lo tanto, en un hogar que lo acoge. Vivirá por un tiempo, poco o mucho, lo que Dios disponga. Un día partirá a formar otro hogar, o será llamado por Dios a su abrazo eterno.


        Duele, desde luego, el ver que los hijos salen del hogar. Pero cada uno tiene ese tesoro de su libertad, y vive, como cada ser humano, en las manos de Dios. Lo que Él disponga será siempre lo mejor. Los padres lo saben, y por eso se sienten ministros muy valiosos en la transmisión del regalo de la vida, en la tarea de educar a cada hijo para mostrarle el camino del bien, del amor y la justicia.

        Se trata, en resumen, de dos modos distintos de valorar a los hijos. Dos modos antitéticos que muestran el misterio profundo de la libertad de cada ser humano. Ser padre, ser madre, nunca será fácil. Pero es hermoso serlo con un cariño sin límites, sin condiciones, abierto a cualquier hijo que empiece a existir.

        Desde la fe y la confianza sabemos que la vida es siempre un don maravilloso que viene de Dios. Dios es Amor. Por eso pide que amemos a cada uno de los hijos, que son el don más hermoso que Dios ofrece a los humanos.
Fernando Pascual, L.C.
http://www.fluvium.org/textos/familia/fam905.htm

jueves, 2 de mayo de 2013

La edad de la menopausia




La menopausia, o el fin de la etapa reproductiva, es una fase inevitable en la vida de las mujeres que lleva asociado múltiples cambios, muchos de los cuales se manifiestan años antes de la última menstruación.
Debido al aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados, en la sociedad actual las mujeres se pasan una tercera parte de su vida en el climaterio, es decir, en el periodo de transición que abarca los años anteriores y posteriores a la menopausia, y se caracteriza por el agotamiento de los ovarios.

Cuándo aparece la menopausia

La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) calcula que la menopausia se produce alrededor de los 51,4 años, aunque abarca un rango comprendido entre los 48 y los 54 años, a excepción de los casos de menopausia precoz.
Este proceso, derivado de la reducción de las hormonas femeninas, estrógenos y progesterona, no aparece de repente, sino que viene precedido por una fase previa, la premenopausia, que puede durar hasta 5 años, aunque según la AEEM se reduce por el tabaco, el estrés y en el caso de mujeres operadas del útero o los ovarios.

Síntomas de la menopausia

La llegada de la menopausia viene precedida por ciertos síntomas detectables varios años antes de la última regla. Por lo general, durante la premenopausia los ciclos menstruales se acortan y duran entre 22 y 26 días. En muchas ocasiones, pueden pasar varios meses entre una menstruación y la siguiente.
También se produce la aparición de los típicos sofocos y sudoraciones nocturnas. Además, el descenso hormonal provoca cambios de humor, irritación, cansancio, sequedad vaginal y otras dolencias que deben ser vigiladas por un especialista, como el aumento del colesterol o la aparición de la osteoporosis. 

miércoles, 1 de mayo de 2013

Me gusta la gente...



Me gusta la gente que sea espiritual,
con idealismo en los ojos y los pies
en la realidad.

Me gusta la gente que ríe,
llora, se emociona con una simple carta,
un llamado, una canción suave,
una buena película, un buen libro,
un gesto de cariño, un abrazo.

Gente que ama y tiene nostalgias,
que gusta de los amigos, que cultiva flores,
que ama los animales, admira paisajes,
la poesía  y sabe escuchar.

Gente que tiene tiempo para sonreír,
pedir perdón, repartir ternuras, compartir
vivencias y tiene espacio para las emociones
dentro de sí, emociones que fluyen naturalmente
de adentro de su ser.

Gente que le gusta hacer las cosas
que le gustan, sin huir de compromisos
difíciles, por más desgastantes que sean.

Gente que ayuda, orienta, entiende,
aconseja, busca la verdad y siempre
quiere aprender, aunque sea de un niño,
de un pobre, de un analfabeto.

Gente de corazón desarmado, sin odio
y preconceptos baratos, con mucho amor
dentro de sí.

Gente que se equivoca y lo reconoce,
cae y se levanta, asimila los golpes,
tomando lecciones de los errores
y haciendo redimir sus lágrimas
y sufrimientos.
Me gusta mucho la gente así...

celebrandolavida.org
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