El fracaso escolar es una situación dificultosa que merece atención en la familia, pero tampoco debería ser un problema grave.
Cuando los hijos presentan problemas en su desempeño escolar, los
padres deben tomar una postura atenta y activa pero sin irse a los
extremos: ni hacer de esto una tragedia familiar, ni dejarlo pasar como
un acontecimiento sin importancia; esta es la recomendación de María
Beatriz Gómez, Orientadora familiar con experiencia en centros
educativos y asesora del Consultorio Familiar de nuestro Portal.
Los padres deben guiar a sus hijos para que a través de esta
dificultad, desarrollen una experiencia de aprendizaje positiva. Para
eso, desde LaFamilia.info brindamos cuatro consejos para afrontar el fracaso escolar de los hijos:
1. Dejarlos que asuman las efectos
Solucionarles a los hijos todos sus
problemas que fueron ocasionados por omisión de su actuar, no es la
forma de ayudarles. Los hijos deben aprender que toda acción tiene su
consecuencia, favorable o desfavorable, dependiendo de cada quien. Así
que si el bajo rendimiento académico se debe a la falta de compromiso,
deberá asumir las secuelas de ello -como puede llegar a ser la pérdida
del curso escolar- aunque sea doloroso para los papás.
2. Mejor consecuencias que castigos
Si el niño o joven ha reprobado varias asignaturas, lo natural
entonces es que logre recuperarlas. Por tanto, deberá dedicar más tiempo
al estudio y menos a la recreación. Así, en lugar de hablar de
castigos, se debe hablar de consecuencias. Se sugiere limitarles el uso
de móviles, tablets, videojuegos, televisión… pero cuidado, no
actividades convenientes para su formación como el deporte o alguna
extra clase de música o arte.
3. Ayudarles... ¿hasta qué punto?
De acuerdo a la edad. Un niño en etapa escolar debe recibir un
tratamiento diferente a un pre o adolescente. En los más pequeños, es
importante que los padres hagan un acompañamiento en la ejecución de los
deberes escolares y en la preparación de los exámenes. Lo que no debe
ocurrir cuando estamos hablando de adolescentes, quienes están en
capacidad de valerse por sí mismos. En este caso, los padres deben ser
guías y supervisar, pero nunca hacer nada que ellos mismos estén en
facultad de ejecutar.
4. Aceptar las limitaciones de los hijos
Algunos padres suelen ponderar de modo desmedido las aptitudes de los
hijos. Esto hace que ellos terminen convencidos de que son “perfectos”,
y ante el primer tropezón, se les dificulta asimilarlo, debido a que no
han desarrollado los famosos niveles de frustración tan significativos
en el ser humano. Este tipo de padres de familia se resisten a aceptar
que sus hijos tienen limitaciones para aprender determinadas
asignaturas, y le atribuyen al maestro la responsabilidad de la
situación. Por tal razón, es sano conocer y aceptar las debilidades de
las personas, seguido de un plan de acción que permita su mejora.