Si he cantado en mil voces diferentes,
inquietudes del amor, quejas del alma.
Si he vibrado ante el dolor, mustia la frente
rindiendo el corazón envuelto en llamas.
Si he loado a esa luz que tú elegiste
por esposa y compañera de tu amor,
cómo olvidarme de ti, padre si fuiste
brújula y guía de mi corazón.
Con el cariño de un hijo bueno.
¡Oh, padre! Yo en tu nombre me arrodillo.
Si con un gesto me robaste el sueño,
tu amor me lo dio todo en el cariño.
¡Voces lejanas, niñez, viejo querido!
Si ayer me arrinconé para gemir,
de hombre a hombre, papá, yo te bendigo.
Perdí en el mundo mi mejor amigo,
cuando tu pecho me abrazó para morir.
Yo no quiero tocar el sentimiento
de esos hijos que a sus padres abandonan.
Solo quiero cantar como los vientos,
decirle al corazón de esos que ignoran,
que es más bello cuidar a un ser querido
bajo el techo paterno en dulce amor,
que regresar y llorar porque se han ido
sin nuestro beso ni una mustia flor.
Hector
Marcó
celebrandolavida.org
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