Foto: Pixabay
La
creatividad es una habilidad que ayuda al ser humano a ser flexible, recursivo,
a ver los problemas de un modo diferente, a identificar las soluciones con
mayor facilidad. También está relacionada con la supervivencia y la
inteligencia emocional. Por eso es tan importante promover un ambiente creativo
en la crianza de nuestros hijos.
Estas son
formas muy prácticas y sencillas de promover esta habilidad en casa:
1. ¡Vuelve a ser niño!
Piensa como
si tuvieras cinco años, ¿qué te gustaría hacer? Cocinar, pintar, jugar con
arcilla… Eso mismo quiere tu pequeño, así que ¡manos a la obra!
2. No le facilites todo ni le des soluciones a “pedir de boca”
Permíteles
que experimenten y se esfuercen, esta es una manera de hacerlos más recursivos,
obviamente de acuerdo a su edad y capacidad, pues cada etapa tiene sus retos.
3. Oriéntalos a las soluciones
Enseña a los
pequeños que equivocarse es natural y no es el fin del mundo, mejor ayúdales a
encontrar las soluciones. El ambiente pesimista y de queja es muy negativo para
la creatividad.
4. Permíteles tomar decisiones
A medida que
va creciendo se le puede ir dejando que decida en ciertas cosas, como por
ejemplo su vestuario, ¡aunque no le convine del todo!
5. Conéctalos con la música y el arte
Son formas
maravillosas de desarrollar la sensibilidad, los sentidos y la imaginación.
6. Lean y creen historias
Los niños
aman las historias y más si son contadas por sus padres. Déjales formar parte
de ellas, es decir, comienza con un tema y deja que ellos la continúen, así
crearán una lluvia de maravillosos relatos y personajes que sólo caben en la
imaginación de un niño.
7. Salte de la rutina
Hagan
actividades diferentes: picnic, expedición, camping bajo techo, cine al aire
libre, cocina divertida, etc. Todas estas experiencias enriquecen y despiertan
habilidades creativas en los pequeños.
Y por
último, algo muy importante: no limites la imaginación de los niños, déjalos que pinten el cielo verde y la grama azul o un dinosaurio con
aletas de pescado. Muchas veces los adultos somos los que encasillamos a los
pequeños, y de alguna forma, les prohibimos que sean recursivos y creativos.