La molestia, la intolerancia y el enojo, son sentimientos que a
todo ser humano nos domina en cualquier edad. Estos sentimientos son reflejo que
algo no nos gusta, pero las buenas costumbres han bloqueado la razón real de
éste sentimiento.
Por mucho tiempo nos han
enseñado que debemos ser tolerantes, amorosos, no molestarnos por cosas sin
importancia, y no enojarnos. Nos dicen “qué” debemos hacer, pero no nos dicen
“cómo” hacerlo. Es más, cuando de niños mostramos estos sentimientos, los
grandes se molestaban con nosotros y nos regañaban, nos decían que no deberíamos
enojarnos, y algunos hasta se burlaban de nosotros para enojarnos más.
Siempre, de niño, me enseñaron a no enojarme, y cuando lo hacía,
me decían que me encerrara en mi cuarto. Cuando mi enojo iba más allá de mi
control y lo reflejaba con lágrimas, berrinches, gritos… me calmaban con un
golpe. Ahora, que ya soy mayor, entendí que los grandes cometieron un grave
error al callar mis enojos, en lugar de escucharme y darme razones de porqué
estaba actuando mal. A veces si pudiera merecerme un golpe para regresar a la
realidad, pero no siempre, sólo porque a los grandes no les gustaba oír ruido de
los niños.
Hoy, que ya hemos crecido, y ya somos
grandes, nos hemos acostumbrado a callar los enojos. Cada vez que alguien nos
provoca un enojo, lo callamos, no decimos que estamos enojados, nos lo
guardamos, aunque nuestras manos se endurezcan y algunas veces hasta nos salga
lágrimas en los ojos.
- ¿Estás enojado?
- ¡Claro que no!
- ¿Entonces por qué me gritas?
-
¡Ya te dije que no estoy enojado!
¿Verdad que
aprendimos algo muy bien? ¿Verdad que nos enseñaron a no enojarnos y cuando lo
hacíamos recibíamos un regaño o un golpe?
Si analizamos nuestro comportamiento cuando nos
enojamos, qué raros somos. No decimos que estamos enojados, si nos preguntan lo
negamos, pero gritamos, contestamos mal a quien esté en nuestro lado, le decimos
palabras para hacerlo sentir mal, le agredimos… y finalmente decimos: “pero yo
nunca me enojo”
El enojo, es el reflejo de
que algo no nos gusta, pero como nos enseñaron a no enojarnos, entonces no
decimos nada, nos aguantamos y terminamos molestos por la situación. Se cumple
el pensamiento: “Queremos que sucedan cosas, pero no hacemos nada para
lograrlo”.
Ahora que lo hemos entendido, cada vez que nos
enojemos, hay que manifestarlo, pero no gritando, agrediendo o buscando hacer
sentir mal a la otra persona, sino buscando la solución a la incomodidad.
El enojo, es como una respuesta de nuestro organismo
de que algo no está bien, de que queremos que suceda un cambio, entonces hay que
hablarlo con las personas involucradas, estos pueden ser los jefes, la
pareja, amigos, familiares o cualquier persona, pero sin agredir, sólo buscando
arreglar la situación.
El enojo es como una
respuesta de nuestro organismo de que quiere un cambio, pero no siempre busca un
cambio externo, sino muchas veces busca un cambio interno. Son estos casos
cuando sentimos que algo no está bien en nuestro interior y se ve reflejado con
enojos.
- Rocío vivía con sus padres, quienes le pedían que todo
lo hiciera rápido, sus padres se desesperaban y hasta la regañaban cuando se
tardaba. Esto aplicaba cuando iban a comer, cuando tenía que lavar los trastes,
cuando iba a la tienda. Actualmente Rocío tiene 26 años, y todo lo
desea hacer muy rápido. Cuando va a la tienda con sus amigos compra las cosas
muy rápido porque no los quiere hacer esperar, se estresa demasiado. Cuando se
tarda en hacer algún documento para su jefe se estresa tanto que en ocasiones ya
no puede continuar y hasta le da algunos dolores de cabeza. Hay algo que Rocío
está detectando, que cuando tiene una cita con algún amigo, quiere llegar muy
rápido, pero factores externos como tráfico, exceso de trabajo u otras razones
no la dejan, se desespera y durante todo el trayecto se va enojada y es capaz de
gritar a quien se le acerque.
En este ejemplo, Rocío
tiene una fuerte dependencia por la ansiedad, se preocupa por hacer las cosas
rápido. Se le dificulta controlarse y cuando otros factores no le permiten hacer
lo que desea, es cuando se enoja y grita manifestando de ésta manera su enojo.
Todos los que se le acerquen no tienen la culpa, sería infantil que ella les
dijera a todos: “por favor, no te me acerques porque no quiero que me estorbes,
ya que necesito llegar a un lugar y se me hace tarde”. Podría ser válido, pero
la raíz es otro sentimiento, el sentimiento raíz es el sentimiento de culpa.
Cada vez que te enojes busca cuál es el
origen, podría ser que el problema sea tu interior, en lugar de afectar a otras
personas, mejor sana primero.
Rafael Zárate M.
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