Las
personas que hacen bonito tu mundo son aquellas que permanecen. O sea,
quienes te reconfortan, te sacan sonrisas, te sosiegan y te mantienen
fuerte ante la vida. Con ellas las relaciones son sólidas, consistentes y
leales.
Hay personas que nos encantan. No por nada en concreto,
sino porque nos ofrecen confianza y placidez. Son relaciones que se
cultivan en los pequeños detalles, sinceras y verdaderas. Son aquellas
que se pueden alimentar con miradas de complicidad y pequeños gestos,
pues cada detalle se convierte en una gran obra.
Estos
sentimientos suelen ser recíprocos y hay ciertas reglas no escritas que
prevalecen entre ellos. Sin embargo, muchas veces se nos olvida que los
“te quiero” también hay que pronunciarlos y que la gratitud es el mejor
alimento para el alma.
Al final te das cuenta que lo pequeño
siempre es más importante. Las conversaciones a las tres de la mañana,
las sonrisas espontáneas, las fotos desastrosas que te hacen reír a
carcajadas, los poemas de diez palabras que te sacan una lágrima. Los
libros que nadie más conoce y se vuelven tus favoritos, una flor que te
pones en el cabello, un café que te tomas solo… Eso es lo que
verdaderamente vale la pena; las cosas diminutas que causan emociones
gigantescas”.
Entre letras y cafeína
http://lamenteesmaravillosa.com
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