Estamos convencidos
que si adquirimos hábitos de vida sana -hacer ejercicio, alimentarse
adecuadamente, no fumar, etc.- estamos haciendo mucho por nuestra salud; ¿pero
dónde quedan las emociones negativas? ¿Pueden ser perjudiciales?
No siempre somos
conscientes de la repercusión que tiene en nuestras vidas el cultivo constante
de emociones negativas, como son el pesimismo, el rencor, el odio, el
resentimiento, la ira, la desesperación, la desilusión, el mal humor, la
tristeza, el estrés excesivo... Por eso nos dimos a la tarea de averiguar de
qué forma puede impactar en la salud los estados emocionales, y esto fue lo que
encontramos.
Conexión mente-cuerpo
La Organización Mundial de la Salud
(OMS) afirma que más del 90% de las enfermedades tienen un origen psicosomático,
lo que quiere decir que un proceso de origen psíquico, tiene influencia en lo
corporal.
La medicina reconoce
por lo tanto, que las emociones positivas potencian la salud, mientras que las
emociones negativas tienden a disminuirla. Especialistas de la Universidad Complutense de Madrid explican lo
siguiente: “Cuando nos encontramos bajo estos estados emocionales negativos
-periodos de estrés-, es más probable desarrollar ciertas enfermedades
relacionadas con el Sistema Inmune (como la gripe, u otras infecciones
ocasionadas por virus), o adquirir determinados hábitos poco saludables, que a
la larga pueden minar la salud. En cambio, el buen humor, la risa, la
felicidad, ayudan a mantener e incluso recuperar la salud.” [Emociones negativas -ansiedad,
depresión e ira- y salud, por Antonio Cano Vindel y Juan José Miguel Tobal].
Igualmente Daniel
Goleman, gran estudioso de la inteligencia emocional, ilustra lo que ocurre
cuando una persona se enfurece en repetidas ocasiones: “Cada episodio de ira
añade una tensión adicional al corazón, aumentando su ritmo cardíaco y su
presión sanguínea. Cuando esto se repite una y otra vez, puede causar un daño,
sobre todo debido a la turbulencia con que fluye la sangre a través de la
arteria coronaria, con cada latido se pueden provocar microdesgarramientos en
los vasos, donde se desarrolla la placa. Por eso, si su ritmo cardíaco es más
rápido y su presión sanguínea más elevada como resultados de frecuentes estados
de ira, tendrá mayor probabilidad de sufrir una enfermedad coronaria.” (De lo psicológico a lo fisiológico en
la relación entre emociones y salud – Revista
PsicologiaCientifica.com)
Emociones que nos
hacen bien
La otra cara de la
moneda es mucho más prometedora. Las emociones positivas son aquellas que
generan una experiencia agradable, como la alegría, la felicidad o el amor. De
ahí que sonreír, ser positivo frente a la vida, tener buen humor, no dramatizar
las dificultades, dominar la ira y permanecer sereno, sean blindajes muy
efectivos contra las enfermedades.
El Dr. Ignacio
Morgado, de la Universidad Autónoma de Barcelona, dice que “las emociones
positivas mejoran el sistema inmunológico, reducen el estrés, nos hacen sentir
mejor en general.” Incluso, la Dra. Karina Davidson, del Centro Médico de la
Universidad de Columbia asegura que tener una actitud alegre reduciría el
riesgo de padecer enfermedades cardíacas hasta un 22%. “Esto se debería a que
la gente positiva padece menos estrés, por lo que suelen tener una presión
arterial y un ritmo cardíaco saludables”. (15
formas en que las emociones afectan tu salud – Salud.univision.com)
Asimismo, las
emociones positivas por lo general van acompañadas de hábitos de vida sana que
mejoran el bienestar físico y mental.
Todo depende del
“cómo”
Algo importante que
vale aclarar, es que las emociones hacen parte de la vida, pues surgen como
respuesta a las situaciones que a diario se presentan, la clave está en saberlas manejar,
puesto que los problemas de salud no son producidos por las situaciones como
tal, sino por la forma o la actitud con la cual se afrontan. Por este motivo es
que los médicos explican que las características de la personalidad, y la
manera de combatir el estrés, los conflictos, fracasos y frustraciones pueden
potenciar o desarrollar diversas enfermedades.
En resumidas
cuentas, acumular emociones negativas debilitan y afectan el bienestar. Esto nos hace más vulnerables a las enfermedades. Por eso hay que
cultivar mejor las emociones que benefician nuestra salud, y suprimir de
nuestras vidas aquellas que nos intoxican.
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