Por lo general, las
discusiones matrimoniales se forman a partir de pequeñeces que los mismos
cónyuges se encargan de agrandarlas hasta convertirlas en verdaderos focos de
disputa. Bastaría con saber un poco más de las estrategias utilizadas en
negociación y manejo de conflictos, para ahorrarse muchos de los líos que se
dan en la pareja. A continuación algunas de ellas.
1. En vez de pelear,
negociar con el esquema "yo gano, tu ganas"
Lo ideal en el
matrimonio es que la balanza siempre esté equilibrada en todos los aspectos,
pues cuando se inclina hacia un lado, es donde surgen los problemas. Cuando una
de las partes se siente perdiendo en la relación, se están creando barreras
para el buen funcionamiento conyugal. Por eso, cada uno debe procurar que las
dos partes ganen.
Llegar a acuerdos
hará que la convivencia sea armoniosa y se eviten malos ratos. Pero para poder hacer negociaciones,
alguno de los dos debe ceder, por tanto, el orgullo, la
soberbia y el egoísmo deben pasar a un segundo plano.
2. Entender la
naturaleza masculina y femenina
Pensamos distinto,
actuamos distinto y somos distintos. Son dos mundos que deben vivir en uno
solo. Por eso es
determinante conocer la esencia del otro, pues esto ayuda a
comprender mejor a la pareja y a actuar de forma efectiva. Entender al esposo/a
desde su óptica de hombre o de mujer, es una de las herramientas más efectivas
para ganar armonía en el matrimonio. (Ver: Un error común en el
matrimonio: esperar que ellas reaccionen como ellos y viceversa).
3. No cerrarse en
culpas sino en soluciones
Detenerse en la
culpa es estancar la comunicación, empeorarla y conducirla a escenarios áridos
donde es difícil construir algo bueno. Las
miradas deben estar puestas en las soluciones; éstas sí
permiten avanzar, construir, aprender y mejorar.
4. Formatear el
disco duro
Para poder llegar a
las soluciones, lo más sabio es dejar
la mente en blanco: despojarse de las suposiciones, hechos,
juicios, todo lo que entorpezca la comunicación; puesto que impiden la escucha
y la comprensión del punto de vista del otro.
5. Reconocer las
fallas
El orgullo y la
soberbia pueden echar todo a perder. Cuando en realidad se ha fallado en algo, el debe ser es
reconocerlo. Además los beneficios son inmediatos, el hecho de que el cónyuge
admita su error, hace que el otro cambie de actitud.
Reglas para los
conflictos conyugales:
- Bajo ninguna circunstancia faltarse
al respeto.
- No discutir en
público, y menos frente los
hijos.
- Elegir el momento
adecuado para expresar los
desacuerdos; discutir “en frío”.
- No sacar temas del
pasado que no tienen relación.
- Evitar mencionar
la palabra “divorcio” ante cualquier
dificultad.
- Darse un receso si el conflicto ha llegado a un punto peligroso y retomarlo en
otro momento.
La vida en pareja
debe ser enriquecedora, feliz, armoniosa, satisfactoria; y lograrlo está en
manos de los cónyuges. Buscar peleas donde no las hay, es una forma de
amedrentarse la convivencia, cuando en realidad la vida es para disfrutarla de
la mano del otro.
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