Algunos
son ordenados por naturaleza, mientras que para otros ésa es su batalla
diaria. Detrás del desorden se esconden algunas causas, lo interesante
es que cuando las personas identifican el “porqué” de su comportamiento,
les resulta más fácil corregir esta debilidad.
Los especialistas afirman que generalmente, hay otras situaciones que
pueden disfrazar la incapacidad para conservar el orden, como las que
se describen a continuación.
Inseguridad
En algunos casos puede haber dependencia o apego a las cosas
materiales, pues de cierta forma, las pertenencias pueden proporcionar
seguridad. Por lo tanto, deshacerse de ellas, genera temor y ansiedad.
Surge entonces la acumulación y así el desorden. Una situación de esta
índole, puede llegar a convertirse en un tropiezo en la vida de la
persona y en su convivencia con los demás.
Demasiada perfección
El deseo de hacer todo perfecto, se convierte en el principal
obstáculo a la hora de ordenar, pues nunca quedará tan bien como se
desea, eligiendo así posponer la tarea de ordenar antes de hacerla
“medio bien”.
Dejarlo todo para después: procrastinar
“Otro día lo hago”, “hoy no puedo”… Procrastinar es sinónimo de
diferir, posponer o aplazar. Dejar todo para después, es una de las
causas más comunes del desorden, y por lo general ocurre a causa de la
pereza, negligencia, o dificultad para manejar el tiempo y establecer
prioridades. El problema radica en que se convierte en costumbre el no
hacer a tiempo los pendientes, afectando así la efectividad y el buen
desempeño.
Precaución: “guardar para después”
Este tipo de personas les gusta guardar pues consideran que en algún
momento las cosas les serán de utilidad. Por consiguiente no desechan,
ni regalan nada, formando así pilas de papeles, de ropa o de cosas, la
mayoría inservibles.
“Sentimental”
Este tipo de personas guarda porque cada pieza tiene un significado
especial y por eso evita desechar. Guarda cierta relación con la
inseguridad y el apego, pero esta vez hay un sentimiento de afecto o
recuerdo, que la persona no quiere dejar atrás. También son personas que
le temen al cambio y se les dificulta “pasar la página” de una relación
o situación porque viven de los recuerdos.
Consejos para ser más organizados
Una vez se ha identificado la causa, lo ideal es ejercer un plan de acción para mejorar en este aspecto.
1. Priorizar. Para ser ordenados con el tiempo y las
actividades, hay que tener claridad sobre su importancia, por eso
anotarlas brinda esa claridad que evita empezar varias tareas sin
culminar ninguna y brinda un punto de partida para saber por dónde
comenzar.
2. Una sola cosa a la vez. Así se tendrá plena concentración en la tarea y se podrá concluir con éxito.
3. No dejar para mañana lo que se puede hacer hoy. No aplazar las cosas es el primer paso para ser ordenados.
4. Practicidad. Si el desorden se ha vuelto la
“piedra en el zapato”, entonces hay que procurar por hacer todo más
sencillo y práctico. Por lo general cuando las personas tienen varias
opciones y sitios donde almacenar y depositar cosas, se vuelven más
ordenados. La idea es facilitar la vida para que las cosas permanezcan
en el lugar que deben.
5. Desechar. Es una regla para conservar el orden.
6. Ponerse metas para cumplirlas. Es mejor pocas
metas pero alcanzables. Por ejemplo, proponerse arreglar una parte del
closet un día y en otra ocasión el resto. Lo importante es comenzar.
7. La pereza es la madre de todos los vicios. Derribar la pereza es la mejor forma de fortalecer el carácter y progresar en la vida.
El orden requiere voluntad y esfuerzo, pero una vez se logra, nace el deseo de conservarlo y no volver atrás.
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