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Frases como esta,
que son ciertamente graciosas, abundan por las redes sociales con miles de
variaciones. Pero todas
direccionadas a una misma realidad, la
cuarentena nos «obligó» a encontrarnos con nosotros mismos. A
conocernos, sí, porque aunque eso suene hasta cómico, en la vida común y
corriente que llevábamos no nos dábamos el tiempo para conocernos de verdad.
1. La cuarentena te
permite pensar, ¿quién soy de verdad?
Producto del
aceleramiento de la sociedad y de un aislamiento personal que surge del exceso
de concentración en lo externo y un descuido de lo interno, hemos perdido poco a poco la
capacidad de reconocernos a nosotros mismos.
Es en cierto grado
algo irónico, nos dedicamos a conocer y adquirir intelecto sobre todas las
dimensiones de la existencia, y paulatinamente perdemos el autoconocimiento.
La cuarentena se
torna propicia para, de una manera u otra, forzarnos a conocernos y reconocer
nuestras actitudes. Pensamientos, reflexiones y capacidades que a lo largo de
la vida, de forma tal vez imperceptible, se han formado en nuestro interior.
Preguntarse en medio
de la oración y meditación personal, por el ¿quién soy yo?, ¿cuál es mi
semejanza con Dios?, ¿cómo me relaciono con Dios y con los demás? Son
interrogantes favorables para este tiempo en casa.
2. ¿Y si no me
agrada lo que logro conocer?
Nadie está exento de
que en el proceso de conocerse a sí mismo, no le agrade lo que encuentra. Y
esto no tiene nada de malo, por el contrario, es algo magnífico ya que te lleva
a plantearte un sin fin de realidades en las cuales te decías: ¿y esto por qué
sucede conmigo?
Sí, la posibilidad
de no gustarse a sí mismo es algo precioso, te lo repito, es magnífico. Puesto
que propicia la
ocasión para interrogarte y crecer, cambiar, transformar, convertirse,
qué sublime oportunidad nos da el Señor. Las circunstancias en torno a un virus
innombrable, nos llevan a espacios de conversión, cuánta bondad tiene Dios con
nosotros.
3. ¿Qué hago si
descubro que no sé quién soy?
No hay que entrar en
pánico, sin exagerar, esto es algo que nos puede pasar a todos, y créeme,
muchas personas lo están experimentando en casa. La cuestión es qué te planteas
como herramienta o solución ante el desierto en el que se vive al descubrir que
no te conoces tanto como creías.
La oración personal,
la meditación de la Sagrada Escritura, los momentos de reflexión… son sumamente
favorables ante la sequedad de este desierto. Te recomiendo el curso online «Crecer en la vida de oración» y te propongo como
herramienta primordial, la presencia del Espíritu Santo. Pide al Señor que por
medio de su Espíritu te lleve a un reconocimiento de ti mismo, y de su obra en
ti.
4. ¿Qué hago cuando
me comienzo a conocer?
Debido al acelerado
ritmo de la vida, de las miles de ocupaciones, del cansancio… hemos perdido
muchísimos momentos para, por decirlo de alguna manera, consentirnos,
permítanme la palabra, para
mimarnos a nosotros mismos. Sí, sin miedo, eso no tiene nada de
malo, es importante que al igual que le demostramos nuestro cariño y afecto a
amigos y familiares, nos demostremos personalmente cuánto nos queremos.
Qué te parece si te
regalas esa comida que tanto te gusta o si te permites esas horitas de sueño
que normalmente no te puedes permitir. Intenta verte al espejo y mirándote a
los ojos, dite a ti mismo cuánto te quieres, aunque te parezca algo loco, salva
vidas.
5. ¿Y las demás
personas de mi casa?
El tiempo de
cuarentena también nos lleva a encontrarnos
con la familia. De quienes también nos hemos ido alejando
inconscientemente fruto de miles de factores, y se comienza a presentar un nuevo
reto ¿qué hacer cuándo comenzamos a conocer en ellos lo que no habíamos
conocido?
Las herramientas son
las mismas que ante el conocimiento de nosotros mismos. La invitación se centra
en fomentar la oración y el amor sincero, por medio de los cuales podemos, no
solo crecer personalmente, sino familiarmente. Alentemos la unidad con los
demás, unidad tan necesaria para un verdadero equilibrio vital.
Pregúntate en este
momento: ¿qué quiere Dios para el mundo, para mi familia, para mí, con este
tiempo especial de conversión? Aprovechemos estos
días en casa para fomentar espacios familiares y personales antes no
explorados.
LaFamilia.info
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