Cuando los padres no les conceden ese tiempo, aunque desgraciadamente sea algunas veces muy corto, se encierran en si mismos y ya no quieren saber nada de abrir su boca, para explicar sus inquietudes. Posteriormente vienen los lamentos de los padres, aduciendo que sus hijos no son comunicativos, pero no se habían dado cuenta, de que llevaban mucho tiempo pidiendo unas migajas de convivencia con sus padres, para que les escuchen.
Padres, estén muy atentos a cualquier señal, por muy pequeña que sea, que sus hijos quieren ser escuchados. Ofrézcanles todo el tiempo de calidad que puedan darles, para poder escucharles bien, con atención, sin prisas, ni agobios. El tiempo de calidad no es completo, si no está acompañado de unos buenos espacios para escuchar. Llevarles al cine o, al campo de fútbol, etc. lleno de ruido y con la atención puesta en lo que sucede externamente, está muy bien, pero no es lo mismo, que estar en un sitio privado de la casa, llevarles a un restaurante o a pasear al campo, para poder escucharles con detenimiento, pues escucharles es mucho mas, que simplemente oírles teniendo la cabeza puesta en otra cosa. Solamente después de escucharles con atención de mente y cuerpo, es decir con los cinco sentidos muy alertas, se puede empezar un buen dialogo.
Está muy bien que los padres salgan con sus hijos a pasear, al cine, al restaurante, al campo de fútbol, a pescar, etc. pero si no aprovechan los tiempos de soledad e intimidad con los hijos, para escucharles, están cumpliendo solamente una pequeña parte de lo que debe ser la educación integral de los hijos. Esta educación pasa por tiempos de confianza y apertura para escucharles y poder saber que es lo que quieren, lo que no quieren, sus angustias, sus alegrías, sus amores, sus problemas, sus esperanzas, sus inquietudes, sus dudas y un largo etc.
Gentileza de ESCUELA PARA PADRES
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