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"El Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen." Santa Teresa de Ávila
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martes, 19 de mayo de 2020

Diez problemas que debilitan a un matrimonio: al conocerlos, podemos prevenirlos y vencerlos


Foto: freepik

¿Qué pareja no tiene problemas? ¡Todas tenemos! Mentiríamos si dijéramos que la convivencia en el matrimonio no pasa por momentos difíciles, sin embargo, la forma como afrontamos esas situaciones y lo que hagamos para prevenirlas, sí con claves para construir un buen matrimonio. Un matrimonio feliz no sale sin trabajo ni sin tomar decisiones acertadas...

Los expertos del Movimiento Juan Pablo II para la Familia y de Encuentro Matrimonial Mundial, elaboraron esta lista de 10 problemas que afrontan los matrimonios: 

1. Falta de preparación

"Creí que ya con casarnos seríamos automáticamente felices…”

Es común observar en los recién casados una falta de preparación para asumir el compromiso conyugal. Y es que si bien en el noviazgo todo era complacencia, el matrimonio provoca cambios profundos y una serie de conflictos que si no se enfrentan sabiamente pueden romper la relación. Para asumir los deberes del matrimonio se requiere, además de madurez y disponibilidad, información.
Acercarse a su parroquia o acudir a un retiro espiritual puede brindarles la ayuda e información necesaria para poder decidir de forma responsable si son o no capaces de cumplir con todo aquello que se esperará de ellos en el Matrimonio.

2. Falta de solidaridad

“¡Ni siquiera lavo mi ropa… hasta crees que voy a lavar la tuya!”

Muchas personas se casan esperando que su cónyuge responda a determinadas expectativas o pueda satisfacer ciertas necesidades, y si por algo falla, no está dispuesta a comprender, ayudar, aportar lo que al otro le falta. Esto impide edificar el matrimonio como comunidad de vida y de amor en la cual no debe interesar sólo el propio bien, sino el de la pareja. Es indispensable que cada uno esté dispuesto a compartir las inquietudes y preocupaciones del otro, apoyarlo cuando lo necesite y buscar satisfacer las necesidades del cónyuge antes que las propias.

3. Falta de tiempo

“Todo el día estoy trabajando, ¿a qué hora quieres que te atienda?”

El ajetreo de la vida cotidiana provoca que muchas personas se olviden de su pareja; por ello, una manera de fortalecer el vínculo matrimonial es dedicar tiempo a la relación para mejorar el diálogo, compartir experiencias laborales, recreativas y situaciones propias del hogar. Planear con anticipación momentos para estar juntos ayuda a mantener viva la relación con el cónyuge.

4. Falta de expresiones de amor

“¡Ya nunca me hace sentir que me quiere, dice que yo ya lo sé…!”

La falta de expresiones de amor es campo de cultivo para muchos conflictos. No basta con decirlo o con expresarlo a través de regalos, aunque ayuda, se trata de tener todos los días detalles que hagan que el cónyuge sienta que se le valora, se le escucha, se le toma en cuenta, se le ama.

5. Falta de diálogo

“¡Tiene una semana que no hablo con ella!”

Los malos entendidos suceden cuando no hay comunicación y cada uno supone o imagina lo que siente el otro. Hay que partir de que el cónyuge no es telépata, por lo cual el diálogo es un elemento determinante para enfrentar los conflictos.

Gracias a él los esposos exteriorizan y comparten lo que piensan, sienten y desean. Esto permite ubicar en su justa dimensión los hechos que motivaron tal o cual situación difícil. Ello presenta un reto, porque quien descubre ante otro lo que hay en su corazón se vuelve vulnerable, pero precisamente ahí está el desafío del amor, que es entregar la propia vida al otro de forma incondicional, con amor y confianza. Al respecto hay que mencionar que quien recibe el obsequio de la confidencia, debe asumir una actitud de respeto, pues de lo contrario, puede provocar una interrupción desastrosa del diálogo.

6. Falta de respeto a su modo de ser

“Yo lo voy a cambiar…”

Hay novios que se casan pensando que podrán cambiar a sus cónyuges a su gusto. Sus expectativas son falsas y además expresan que no valoran la individualidad y dignidad de su pareja. Pero parte de la riqueza de la vida conyugal radica en aceptar que hombre y mujer puedan tener puntos de vista diferentes: sentir, pensar y amar de modo distinto. Lo importante es valorar y respetar las cualidades, aptitudes y fortalezas del otro, sin ignorar sus limitaciones y defectos, y siempre renunciar a la tentación de querer que sea de cierta manera.

7. Falta de acuerdos en lo económico

“¡Este dinero es mío, yo lo gané con mi trabajo!”

Cuando dos personas se unen en Matrimonio surge una nueva forma de pertenencia, pues lo que se tiene ahora se posee en forma comunitaria. Se elimina lo mío y lo tuyo para que surja lo nuestro. De hecho, la forma jurídica de contraer Matrimonio por “bienes separados” es una contradicción para el Matrimonio como Sacramento, que es signo y expresión de total comunión y total participación de bienes y recursos. Los cónyuges deben ser conscientes de que lo que tengan –poco o mucho- es para toda la familia y debe destinarse a lo que -en conjunto y mediante el diálogo y el entendimiento- se consideren prioridades.

8. Falta de perdón

“¡Ni creas que se me olvida lo que me hiciste!”

Pocas cosas afectan más negativamente a un matrimonio que la soberbia y el resentimiento. Albergar rencores va creando un ambiente hostil, en el que a la menor provocación se sacan a relucir conflictos pasados, se agrede al otro, se busca el desquite.

El perdón es el único camino para resolver las heridas y lastimaduras que llegan a provocarse los cónyuges en su convivencia cotidiana. Perdonar implica no juzgar ni condenar al otro sino comprenderlo. Perdonar significa también renunciar a las venganzas, grandes o pequeñas. Es un acto de liberación que beneficia tanto al que perdona como al perdonado, y que despeja el camino de todo obstáculo para que la pareja afiance su relación y edifique un matrimonio sólido y estable.

9. Falta de paz y de respeto

“¡No me grites!”

La violencia en la pareja es un problema gravísimo que afecta a muchos matrimonios. Violencia verbal, emocional y desde luego física. Nada justifica que los cónyuges se agredan. Deben aprender a dialogar con serenidad y a expresar su enojo sin lastimarse mutuamente. Si no lo consiguen es indispensable que soliciten ayuda profesional.

10. Falta de Dios

“Nos casamos por la Iglesia pero no vamos a Misa”.

Esta es la falla más importante. Muchas parejas desconocen que el Matrimonio por la Iglesia no consiste sólo en casarse de blanco en una iglesia, sino que es un Sacramento que les da una gracia divina muy especial para que tengan la capacidad de amarse mutuamente con un amor como el de Dios, generoso, entregado, total; abrirse al don de la vida y recibir los dones y virtudes que vayan necesitando para poder superar todos los obstáculos que se vayan presentando. Si un matrimonio camina sin Dios se atiene a sus propias pobres fuerzas, pero si invita a Dios a su hogar, tiene garantizado que Él los mantendrá unidos en Su amor.

*Publicado originalmente en DesdelaFe, el semanario y digital de la diócesis de México
LaFamilia.info

lunes, 18 de mayo de 2020

Justo me tocó vivir la cuarentena conmigo






Foto: freepik

Frases como esta, que son ciertamente graciosas, abundan por las redes sociales con miles de variaciones. Pero todas direccionadas a una misma realidad, la cuarentena nos «obligó» a encontrarnos con nosotros mismos. A conocernos, sí, porque aunque eso suene hasta cómico, en la vida común y corriente que llevábamos no nos dábamos el tiempo para conocernos de verdad.

1. La cuarentena te permite pensar, ¿quién soy de verdad?

Producto del aceleramiento de la sociedad y de un aislamiento personal que surge del exceso de concentración en lo externo y un descuido de lo interno, hemos perdido poco a poco la capacidad de reconocernos a nosotros mismos.

Es en cierto grado algo irónico, nos dedicamos a conocer y adquirir intelecto sobre todas las dimensiones de la existencia, y paulatinamente perdemos el autoconocimiento.

La cuarentena se torna propicia para, de una manera u otra, forzarnos a conocernos y reconocer nuestras actitudes. Pensamientos, reflexiones y capacidades que a lo largo de la vida, de forma tal vez imperceptible, se han formado en nuestro interior.

Preguntarse en medio de la oración y meditación personal, por el ¿quién soy yo?, ¿cuál es mi semejanza con Dios?, ¿cómo me relaciono con Dios y con los demás? Son interrogantes favorables para este tiempo en casa.

2. ¿Y si no me agrada lo que logro conocer?

Nadie está exento de que en el proceso de conocerse a sí mismo, no le agrade lo que encuentra. Y esto no tiene nada de malo, por el contrario, es algo magnífico ya que te lleva a plantearte un sin fin de realidades en las cuales te decías: ¿y esto por qué sucede conmigo?

Sí, la posibilidad de no gustarse a sí mismo es algo precioso, te lo repito, es magnífico. Puesto que propicia la ocasión para interrogarte y crecer, cambiar, transformar, convertirse, qué sublime oportunidad nos da el Señor. Las circunstancias en torno a un virus innombrable, nos llevan a espacios de conversión, cuánta bondad tiene Dios con nosotros.

3. ¿Qué hago si descubro que no sé quién soy?

No hay que entrar en pánico, sin exagerar, esto es algo que nos puede pasar a todos, y créeme, muchas personas lo están experimentando en casa. La cuestión es qué te planteas como herramienta o solución ante el desierto en el que se vive al descubrir que no te conoces tanto como creías.

La oración personal, la meditación de la Sagrada Escritura, los momentos de reflexión… son sumamente favorables ante la sequedad de este desierto. Te recomiendo el curso online «Crecer en la vida de oración» y te propongo como herramienta primordial, la presencia del Espíritu Santo. Pide al Señor que por medio de su Espíritu te lleve a un reconocimiento de ti mismo, y de su obra en ti.

4. ¿Qué hago cuando me comienzo a conocer?

Debido al acelerado ritmo de la vida, de las miles de ocupaciones, del cansancio… hemos perdido muchísimos momentos para, por decirlo de alguna manera, consentirnos, permítanme la palabra, para mimarnos a nosotros mismos. Sí, sin miedo, eso no tiene nada de malo, es importante que al igual que le demostramos nuestro cariño y afecto a amigos y familiares, nos demostremos personalmente cuánto nos queremos.

Qué te parece si te regalas esa comida que tanto te gusta o si te permites esas horitas de sueño que normalmente no te puedes permitir. Intenta verte al espejo y mirándote a los ojos, dite a ti mismo cuánto te quieres, aunque te parezca algo loco, salva vidas.

5. ¿Y las demás personas de mi casa?

El tiempo de cuarentena también nos lleva a encontrarnos con la familia. De quienes también nos hemos ido alejando inconscientemente fruto de miles de factores, y se comienza a presentar un nuevo reto ¿qué hacer cuándo comenzamos a conocer en ellos lo que no habíamos conocido?

Las herramientas son las mismas que ante el conocimiento de nosotros mismos. La invitación se centra en fomentar la oración y el amor sincero, por medio de los cuales podemos, no solo crecer personalmente, sino familiarmente. Alentemos la unidad con los demás, unidad tan necesaria para un verdadero equilibrio vital.

Pregúntate en este momento: ¿qué quiere Dios para el mundo, para mi familia, para mí, con este tiempo especial de conversión? Aprovechemos estos días en casa para fomentar espacios familiares y personales antes no explorados.

*Publicado originalmente por Catholic-Link
LaFamilia.info

lunes, 27 de abril de 2020

Educar a los hijos es el principal deber de los padres.


Educar, es decir, formar al hijo corporal y espiritualmente, escardar las malas hierbas que hay en él, hacer crecer las buenas semillas... ¡Cuántos sacrificios, cuánta abnegación y cuántas preocupaciones se encierran en estas dos palabras: Educación paterna!

Educar supone muchos sacrificios, pero acarrea también muchas alegrías.

Con frecuencia, y en las más variadas formas, se tendría que recordar a los padres lo necesario que es que vivan con este espíritu de sacrificio, pues fácilmente lo olvidan. Con frecuencia habrían de meditar ellos su tremenda responsabilidad. Mas no para sacar esta consecuencia: "más vale no tener hijos", sino para hacer responsablemente todo cuanto esté a su alcance por la futura felicidad, temporal y eterna, de sus hijos».

Mons. Tihamér Tóth
El matrimonio cristiano
Dama Católica

martes, 25 de febrero de 2020

7 Formas de promover la creatividad en los niños



Foto: Pixabay

La creatividad es una habilidad que ayuda al ser humano a ser flexible, recursivo, a ver los problemas de un modo diferente, a identificar las soluciones con mayor facilidad. También está relacionada con la supervivencia y la inteligencia emocional. Por eso es tan importante promover un ambiente creativo en la crianza de nuestros hijos.

Estas son formas muy prácticas y sencillas de promover esta habilidad en casa:

1. ¡Vuelve a ser niño!

Piensa como si tuvieras cinco años, ¿qué te gustaría hacer? Cocinar, pintar, jugar con arcilla… Eso mismo quiere tu pequeño, así que ¡manos a la obra!

2. No le facilites todo ni le des soluciones a “pedir de boca”

Permíteles que experimenten y se esfuercen, esta es una manera de hacerlos más recursivos, obviamente de acuerdo a su edad y capacidad, pues cada etapa tiene sus retos.  

3. Oriéntalos a las soluciones

Enseña a los pequeños que equivocarse es natural y no es el fin del mundo, mejor ayúdales a encontrar las soluciones. El ambiente pesimista y de queja es muy negativo para la creatividad.

4. Permíteles tomar decisiones

A medida que va creciendo se le puede ir dejando que decida en ciertas cosas, como por ejemplo su vestuario, ¡aunque no le convine del todo!

5. Conéctalos con la música y el arte

Son formas maravillosas de desarrollar la sensibilidad, los sentidos y la imaginación.

6. Lean y creen historias

Los niños aman las historias y más si son contadas por sus padres. Déjales formar parte de ellas, es decir, comienza con un tema y deja que ellos la continúen, así crearán una lluvia de maravillosos relatos y personajes que sólo caben en la imaginación de un niño.

7. Salte de la rutina

Hagan actividades diferentes: picnic, expedición, camping bajo techo, cine al aire libre, cocina divertida, etc. Todas estas experiencias enriquecen y despiertan habilidades creativas en los pequeños.

Y por último, algo muy importante: no limites la imaginación de los niños, déjalos que pinten el cielo verde y la grama azul o un dinosaurio con aletas de pescado. Muchas veces los adultos somos los que encasillamos a los pequeños, y de alguna forma, les prohibimos que sean recursivos y creativos.  



lunes, 24 de febrero de 2020

Soy mujer Paraguaya


Soy mujer Paraguaya

Y aquí estoy querido mío,
en tiempos de guerra y paz,
soy aquella que te espera
sin saber bien si vendrás.

En este rincón solitario,
entre agujas de costuras
Y viejos libros que leí,
fui liando las ideas
alineando verdades,
hasta que un día entendí.

Soy una historia repetida,
yo ya viví otra vida,
yo ya fui otras mujeres
antes de ser quien soy yo.

Creo que hasta fui María,
María de Nazaret,
de caballo en un burrito,
con Jesucristo en el vientre,
a seguir al buen José.

Cuantas veces de tardecita
tomé el tereré solita
esperando tu llegada,
esa llegada bendita.

Cualquier nube de polvareda,
cualquier galope que escuchaba
ya me prendía la esperanza,
más esperanza que nada.

En mi ingenuidad
era todo lo que yo quería,
un rancho para ser mi rancho,
un peón para mi peón,
hijos para llamarles de hijos,
un terreno con mis gallinas,
una escoba, y un fogón.

Fui de las páginas de historia
a los sueños de fantasía,
en la guerra fui un buen cabo.
una mujer que no se rendía.

Barriendo mi viejo terreno
o cocinando pan en el horno,
lavando las ropas sucias,
costurando y remendando,
buscando agua del río.

Sin quejas y sin lamentos
hice de esperas motivos,
para continuar viviendo
y dejar la vida pasar.

Porque en el fondo sabía
que cuando de aquí me fuera,
una hija o una nieta
viviría en mi lugar,
y por justicia se diga
que no todo en esta vida
de simple mujer campesina
haya sido solo tristeza,
trabajos y desencantos.

He bailado tantas polkas,
bailé tantas guaranias,
fui una dama cotizada,
de norte sur, este y oeste,
también ya fui disputada
y por mi compañía,
hasta se sacaron machetes.

He vivido tantas vidas,
ya he sido tantas mujeres
y otras que por cierto seré,
porque aquella paraguayita
que ves con esa muñeca
sin ver el tiempo pasar,
ya soy yo, anticipando un tiempo,
un tiempo que ha de llegar.

Cambia el tiempo, y cambia la gente,
soy mujer independiente,
fuerte, libre y emancipada,
pero en el fondo la misma.

Aun frágil, aún hembra,
aún en la espera que me traigas
seguridad, afecto y cariño,
que me extiendas tus brazos,
y me muestres un camino.

Y aquí estoy querido mío,
en tiempos de guerra y paz,
soy aquella que te espera,
sin saber bien si vendrás.

Autor: Juan Barrios

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