Avergonzarse de los padres nunca es justificable y ciertamente el cuarto mandamiento de la Ley de Dios lo señala: “Honraras a tu padre y a tu madre”. Pero ¿qué pasa cuando provocan fuertes decepciones en los hijos?
Para muchos padres de familia, la adolescencia en sus hijos es un período de intenso desarrollo, no sólo físico, sino también moral. Lo peor es que el hogar se convierte en un “campo de batalla” donde se generan discusiones por todo y por nada.
De acuerdo con los especialistas, la imagen, opinión, aceptación o rechazo hacia los padres cambia a medida que los hijos van creciendo y pasan de niños a jóvenes y a adultos.
En entrevista con yoinfluyo.com, la psicóloga Mónica Castillo, de De Padres a hijos, comentó que la sana convivencia familiar se logra con el respeto, “siempre debe estar presente en las familias y nunca se debe perder, es cierto que los padres no deben ganarse el respeto porque por el hecho de serlo lo poseen, pero lamentablemente muchos llegan a perderlo por sus malas acciones”.
La especialista señaló que con la decepción muchos padres pierden el respeto, “de niños admiramos a nuestros padres y conforme vamos creciendo esa admiración no debe perderse, lamentablemente muchos hijos se decepcionan cuando los padres no se comportan frente a ellos como lo que son pero también existen motivos tontos por lo que los hijos se avergüenzan y un ejemplo claro es el físico o la posición económica”.
Mónica Catillo mencionó que “muchos hijos se sienten frustrados al no ver una familia ‘perfecta’ en su hogar pero tampoco se empeñan en formarlo, en todo hogar se necesita la comunicación, si hay un problema todos deben enterarse de él para solucionarlo, la sana convivencia no es difícil, sólo es cuestión de respeto y comunicación”.
Por otro lado, el sitio micumbre.com señala las principales causas por las que los hijos se avergüenzan de los padres y rehúyen su presencia:
- Cuando no llegaron al mismo nivel cultural, social y económico que los hijos.
- Cuando tienen limitaciones o defectos físicos o mentales, están enfermos, impedidos, etcétera.
- Cuando no hablan el mismo idioma que los hijos, o lo hablan mal, porque no pudieron aprenderlo.
- Cuando no los pueden presentar a la familia política o amistades, por cuestiones de diferencia social o económica. Incluso cuando van mal vestidos.
- Cuando externamente practican ideas muy contrarias, religiosas o políticas, a las de los hijos.
http://www.yoinfluyo.com/yi20/int-familia/principal-familia/2592-cuando-tu-hijo-se-avergueenza-de-ti
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