Acosta Ñu fue una de las más terribles batallas de la historia militar del mundo.
De un lado estaban los brasileños con veinte mil hombres. Del otro, en
el medio de un círculo, los paraguayos con tres mil quinientos soldados
de nueve a quince años, no faltando niños de seis, siete y ocho años!
Junto a los tres mil quinientos niños paraguayos, combatían quinientos
veteranos comandados por el General Bernardino Caballero.
Esa batalla librada el día 16 de agosto de 1869, fue
necesaria para que el Mariscal Francisco Solano López continuase su
retirada del cuartel general de Ascurra y siguiese con seguridad hacia
Cerro Corá, mientras los “niños combatientes” retardarían a las tropas
brasileñas. (Esa batalla de Acosta Ñú es aludida por Tasso Fragoso como
batalla de Ñú Guazú – Campo Grande).
La batalla comenzó por la mañana, en un campo abierto, cubierto de
malezas. Bernardino Caballero -el mejor general de Francisco Solano
López- con sus quinientos soldados del VI Batallón de Veteranos, reunió a
los tres mil quinientos niños y esperó el ataque. Los paraguayos
quedaron, como acentuó Tasso Fragoso, en un “círculo de fuego”.
Sufrieron el ataque brasileño por los cuatro lados: por el norte, la
caballería de Hipólito Ribeiro; por el este, las fuerzas del General
Cámara; por el sur, los veteranos del General Resin; y, finalmente, por
el oeste, atropellaban las fuerzas comandadas por el Conde D’Eu.
Atacados por los cuatro flancos, en una flagrante desproporción de
fuerzas de cinco brasileños por cada paraguayo, la resistencia duró todo
el día y, aún por la noche, el renombrado Conde D’Eu se tuvo que
preocupar con los sobrevivientes heridos.
Acosta Ñu es el símbolo más terrible de la crueldad de esa guerra:
los niños de seis a ocho años, en el calor de la batalla, aterrados, se
agarraban de las piernas de los soldados brasileños, llorando, pidiendo
que no los matasen. Y eran degollados en el acto. Escondidas en las
selvas próximas las madres observaban el desarrollo de la lucha. No
pocas empuñaron las lanzas y llegaron a comandar grupos de niños en la
resistencia. Finalmente, después de todo un día de lucha, los paraguayos
fueron derrotados. Por la tarde, cuando las madres vinieron a recoger a
los niños heridos y enterrar los muertos, el Conde D’Eu mandó incendiar
la maleza.
En la hoguera se veían niños heridos correr hasta caer víctimas de
las llamas. La resistencia en Acosta Ñú y el sacrificio de esos niños
simbolizan perfectamente cómo la guerra se tornó implacable. Tanto por
el lado de Francisco Solano López, formando un ejército de niños, como
por el lado brasileño que no se avergonzó en matarlos. Simboliza,
también, la conciencia máxima de la defensa de la nacionalidad; la lucha
extrema por la independencia nacional, llegando al suicidio de un
pueblo que no quiso rendirse para no perder la libertad: la libertad, en
el Paraguay de la época era un concepto práctico y no una palabra
abstracta. Era el derecho a la tierra; a la alimentación; en fin, a la
autonomía del país.
(El historiador paraguayo Andrés Aguirre consiguió que el 16 de
agosto, sea el “Día del Niño” en el Paraguay, en homenaje a los niños de
Acosta Ñu. Hay un movimiento para que la OEA reconozca ese día como el
Día del Niño en América)
La batalla de Acosta Nú permitió que Francisco Solano López
consiguiese escapar del cerco de las tropas del Conde D’Eu. Su fin está
próximo: él resiste con un poco menos de quinientos hombres y cercado de
conspiradores. Su muerte ocurrirá el día lº de marzo de 1870. Con él
murió el Paraguay. Desde 1868 en que Asunción ya había sido tomada -y
saqueada por los soldados brasileños- ya había un gobierno títere
impuesto y el Paraguay estaba siendo fraccionado y entregado al
imperialismo internacional. No obstante, Francisco
Solano López continuó
la desesperada resistencia. El murió resistiendo.
DOCUMENTALES SOBRE ACOSTA ÑU
ABC Digital
http://20medios.com/2012/08/16/la-masacre-en-acosta-nu-y-el-dia-del-nino-en-paraguay/
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