Como Mary
Robinson dijo una vez: “Nadie puede volver atrás y comenzar de nuevo, pero
cualquiera puede comenzar hoy mismo y hacer un nuevo final.”
Nada podría estar más
cerca de la verdad. Pero antes de poder iniciar este proceso de transformación,
tienes que dejar de hacer las cosas que te han estado
deteniendo:
Deja de gastar el tiempo con las personas
equivocadas.
La vida es
demasiado corta para pasar tiempo con personas que te quitan la felicidad. Si
alguien te quiere en su vida, tendrá espacio para ti. No deberías tener que
luchar por un lugar. Nunca, nunca insistas en alguien que constantemente pasa
por alto tu valor. Y recuerda, no es la gente que está a tu lado en tu mejor
momento, sino los que están a tu lado en tu peor momento, tus verdaderos
amigos. Como dijo J.F. Kennedy: “El éxito tiene muchos padres, pero el
fracaso es huérfano”.
Deja de huir de tus
problemas.
Enfréntalos con la
cabeza en alto. No será fácil. No hay persona en el mundo capaz de manejar
a la perfección cada golpe que le arrojan. No se supone que somos capaces
de resolver problemas al instante. Así no es como estamos hechos. De hecho,
estamos hechos para enojarnos, ponernos tristes, sentir dolor, tropezar y caer.
Porque ese es todo el propósito de la vida: enfrentar los problemas,
aprender, adaptarse, y resolverlos en el transcurso del tiempo. Esto es lo que
en última instancia, nos convierte en la persona que llegaremos a
ser.
Deja
de mentirte a ti mismo.
Puedes mentirle a
cualquiera en el mundo, pero no puedes mentirte a ti mismo. Nuestras vidas
mejoran solamente cuando tomamos las oportunidades, y la primera y más difícil
oportunidad que podemos tomar es ser honestos con nosotros
mismos.
Deja
de poner tus propias necesidades en un segundo plano.
La cosa más dolora
es perderte a ti mismo en el proceso de amar a alguien demasiado (tu pareja, tus
padres, tus hijos, tus hermanos), y olvidar que también eres especial. Sí, ayuda
a los demás, pero ayúdate a ti mismo también. Si alguna vez hubo un
momento para seguir tu pasión y hacer algo que te importe a ti, ese momento es
ahora.
Deja de intentar ser alguien que no
eres.
Uno de los mayores
desafíos en la vida es ser tú mismo en un mundo que está tratando de hacerte
igual a todos. Siempre habrá alguien más guapo, siempre habrá alguien más
inteligente, siempre habrá alguien más joven, pero nunca serán tú. No cambies
para gustarle a la gente. Sé tú mismo y a las personas correctas les encantará
el verdadero tú.
Deja
de aferrarte al pasado.
No puedes comenzar
el siguiente capítulo de tu vida si sigues releyendo el
último.
Deja
de tener miedo a cometer un error.
Hacer algo y
hacerlo mal es por lo menos diez veces más productivo que hacer nada. Cada éxito
tiene una estela de fracasos detrás de él, y cada fracaso está conduciendo hacia
el éxito. Terminas lamentando las cosas que no hiciste mucho más que las cosas
que hiciste.
Deja
de reprenderte por los errores del pasado.
Se puede amar a la
persona equivocada y llorar por las cosas equivocadas, pero no importa cómo las
cosas van mal, una cosa es segura, los errores nos ayudan a encontrar a la
persona y las cosas que son perfectas para nosotros. Todos cometemos errores,
tenemos luchas, e incluso lamentamos las cosas en nuestro pasado. Pero tú no
eres tus errores, no eres tus luchas, y estás aquí ahora con el poder de dar
forma a tu día y tu futuro. Cada cosa que ha ocurrido en tu vida te está
preparando para un momento que está por venir.
Deja
de intentar comprar la felicidad.
Muchas de las cosas
que deseamos son caras. Pero la verdad es que las cosas que realmente nos
satisfacen son totalmente gratis: el amor, la risa y el trabajo en nuestras
pasiones.
Deja
de mirar exclusivamente a los demás para ser feliz.
Si no estás feliz
con lo que eres por dentro, tampoco serás feliz en una relación a largo plazo
con nadie. Tienes que crear la estabilidad en tu propia vida antes de
poder compartirla con alguien más.
Deja
de ser inactivo.
No pienses
demasiado o crearás un problema que ni siquiera estaba allí en primer lugar.
Evalúa las situaciones y toma medidas decisivas. No puedes cambiar lo que
te rehúsas a confrontar. Avanzar implica un riesgo. ¡Punto! No puedes llegar a
la segunda base con el pie en la primera.
Deja
de pensar que no estás listo.
Nadie se siente
100% listo cuando surge una oportunidad. Las oportunidades más grandes en
la vida nos obligan a crecer más allá de nuestras zonas de confort, lo que
significa que no nos sentiremos totalmente cómodos al
principio.
Deja
de involucrarte en relaciones por las razones equivocadas.
Las relaciones
deben ser elegidas con prudencia. Es mejor estar solo que estar mal acompañado.
No hay necesidad de precipitarse. Y esto se puede trasladar a todo tipo de
relación, ya sea personal, laboral o profesional. Si hay algo que está
destinado a ser, va a suceder en el momento adecuado, con la persona
adecuada, y por la mejor razón. Enamórate cuando estés listo, no cuando estés
solo.
Deja
de rechazar nuevas relaciones sólo porque las antiguas no
funcionaban.
En la vida te darás
cuenta de que hay un propósito para todos los que conoces. Algunos te
pondrán a prueba, algunos te utilizarán y algunos te enseñarán. Pero lo más
importante, algunos sacarán lo mejor de ti.
Deja
de intentar competir contra todos los demás.
No te preocupes por
lo que otros hacen mejor que tú. Concéntrate en alcanzar tus propios metas cada
día. El éxito es una batalla entre tú y tú mismo
solamente.
Deja de estar celoso de los
demás.
Los celos son el
arte de contar las bendiciones de otra persona en lugar de las tuyas propias.
Pregúntate lo siguiente: “¿Qué es algo que yo tengo y que todos los demás
quieren?”
Deja
de quejarte y sentir lástima por ti mismo.
Los altibajos de la
vida existen por una razón: para cambiar tu trayectoria en una dirección
que está destinada para ti. No puedes ver o entender todo lo que ocurre en un
momento, eso puede ser difícil. Sin embargo, reflexiona sobre los
hechos negativos tuyos del pasado. A menudo verás que con el tiempo te
llevaron a un mejor lugar, persona, estado de ánimo o situación. Así que
sonríe. Que todos sepan que hoy eres mucho más fuerte que ayer, y lo
serás.
Deja
de guardar rencores.
No vivas tu vida
con odio en tu corazón. Vas a terminar perjudicándote a ti mismo más que a la
gente que odias. El perdón no está diciendo: “Lo que me hicieron está bien.”,
está diciendo: “Yo no voy a dejar que lo que me hiciste arruine mi felicidad por
siempre.” El perdón es la respuesta: deja ir, encuentra la paz, libérate a
ti mismo. Y recuerda, el perdón no es sólo para otras personas, es para ti
también. Si debes perdonarte a ti mismo, sigue adelante y trata de hacerlo mejor
la próxima vez.
Deja
de permitir que otros te bajen a su nivel.
Niégate a bajar tus
estándares para dar cabida a aquellos que se niegan a elevar los suyos
propios.
Deja
de perder el tiempo dando explicaciones a los demás.
Tus amigos no lo
necesitan y tus enemigos no lo van a creer de todos modos. Sólo haz lo que sabes
en tu corazón que es correcto.
Deja
de hacer las mismas cosas una y otra vez sin descanso.
El momento para
tomar un profundo respiro es cuando no tienes tiempo para ello. Si sigues
haciendo lo que estás haciendo, seguirás consiguiendo lo que estás recibiendo. A
veces es necesario tomar distancia para ver las cosas con
claridad.
Deja
de pasar por alto la belleza de los pequeños momentos.
Disfruta de las
pequeñas cosas, porque un día puedes mirar hacia atrás y descubrir que eran las
cosas grandes. La mejor parte de tu vida serán los pequeños momentos, aquellos
que pasas riendo con alguien que te importa.
Deja
de intentar hacer las cosas a la perfección.
El mundo real no
recompensa a los perfeccionistas, premia a las personas que logran terminar las
cosas.
Deja
de seguir el camino de menor resistencia.
La vida no es
fácil, especialmente cuando se piensa en lograr algo que vale la pena. No tomes
el camino más fácil. Haz algo extraordinario.
Deja
de actuar como si todo está bien si no lo está.
Está bien
desmoronarse por un rato. No siempre tienes que pretender ser fuerte, y no hay
necesidad de demostrar constantemente que todo va bien. No debes preocuparte de
lo que piensan los demás. Llora si es necesario, es saludable
derramar tus lágrimas. Cuanto antes lo hagas, más pronto serás capaz de sonreír
de nuevo.
Deja
de culpar a otros por tus problemas.
La medida en que
puedes alcanzar tus sueños depende de la medida en que tomas la responsabilidad
de tu vida. Al culpar a otros de lo que está pasando, niegas tu responsabilidad,
y le das a otros poder sobre esa parte de tu vida.
Deja
de intentar ser todo para todos.
Hacerlo así es
imposible y al intentarlo sólo te quemarás. Sin embargo, hacer sonreír a una
persona puede cambiar el mundo. Tal vez no a todo el mundo, pero sí su mundo.
Así que afina tu objetivo.
Deja
de preocuparte tanto.
Preocuparte no te
liberará de las cargas de mañana, sino que te alejará de la alegría que tiene el
día de hoy. Una forma de comprobar si hay algo sobre lo que vale la pena
reflexionar es hacerte la siguiente pregunta: “¿Este asunto importará dentro de
un año? ¿Tres años? ¿Cinco años?”. Si no, entonces no vale la pena
preocuparse.
Deja
de centrarte en lo que no quieres que suceda.
Concéntrate en lo
que sí quieres que suceda. El pensamiento positivo está a la vanguardia de cada
gran historia de éxito. Si te despiertas cada mañana con la idea de que algo
maravilloso va a suceder en tu vida hoy, y prestas mucha atención, a menudo te
darás cuenta de que tienes razón.
Deja
de ser ingrato.
No importa cuán
bien o mal lo pasas, despierta cada día agradecido por tu vida. Alguien más en
algún lugar está luchando desesperadamente por los suyos. En lugar de pensar en
lo que te estás perdiendo, trata de pensar en todo lo que tú tienes y que
los demás se están perdiendo.
Cristian
Illanes
Tomado de: www.weikap.com
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