Una mujer a lo largo de su vida atraviesa por diferentes periodos de
cambios biológicos, físicos, psicológicos y emocionales, y la menopausia
constituye uno de estos eventos y se considera que ha llegado cuando la
menstruación ha cesado durante 12 meses consecutivos, lo que ocurre
entre los 42 y 56, y marca el final de la etapa reproductiva.
Durante los años previos, las mujeres pueden vivir algunos síntomas
de índole e intensidad diversa, producidos por reajustes hormonales y
metabólicos, ya que la actividad ovárica disminuye y la producción de
estrógeno y progesterona desciende también, por lo que puede sentirse
desconcertada, preocupada y hasta deprimida ante la incertidumbre de lo
que va a pasar.
Ricardo Jiménez Góngora, médico ginecólogo del Hospital Ángeles
Acoxpa, explica que la sintomatología puede ser más intensa para algunas
mujeres, pero también hay quienes la viven sin tantas molestias. “Ellas
deben saber que la etapa que se aproxima es completamente natural y que
con la comprensión de la pareja, la familia, los consejos de su médico y
algunas medidas terapéuticas, pueden atravesar este periodo de manera
satisfactoria”, explica.
¿Qué puede presentarse?
El especialista explica que los síntomas previos son muy variables en
cada mujer y dependen en gran medida de la reserva hormonal que tengan
sus ovarios, algunos síntomas son los bochornos, cambios en el estado de
ánimo, alteraciones en los hábitos de sueño, resequedad vaginal,
disminución de la líbido y dolores de cabeza, y añade que existen
tratamientos que ayudan para que las mujeres enfrenten esta etapa de su
vida de forma muy positiva.
“Hay protocolos médicos que se enfocan a tratar los síntomas y son de
gran ayuda, por ejemplo, evitan los bochornos, que son muy molestos,
porque en cualquier lugar y momento se puede subir esa sensación de
calor y viene una sudoración copiosa que causa problemas en muchos
aspectos. Tanto la paciente como su médico ginecólogo necesitan estar
muy pendientes de esa sintomatología y tratarla adecuadamente”, explica.
Además, añade el experto, hay otros tratamientos que conllevan una
terapia hormonal que a corto, mediano y largo plazo mejoran mucho la
calidad de vida, porque protegen a las mujeres de algunas alteraciones
metabólicas: “Estas opciones, además de ser paliativas de la
sintomatología, previenen riesgos como la osteoporosis. Sin embargo, es
necesario efectuar una valoración de los factores de riesgo e
individualizar cada protocolo terapéutico, porque hay pacientes que son
candidatas para un manejo hormonal sustitutivo y hay otras que no lo
son. Por lo que hay que establecer la opción más segura”.
Ricardo Jiménez Góngora recomienda a las mujeres acudir a una
consulta con el ginecólogo por lo menos una vez por año para realizar
una revisión y estudios de rutina, y para que ellas externen sus dudas,
así como le hagan saber al médico su estado de ánimo, de salud y
posibles alteraciones.
La información, el seguimiento de las recomendaciones médicas y la
adopción de un estilo de vida saludable que incluya el descanso
necesario, una buena alimentación, la práctica moderada de ejercicio y
una actitud positiva, además de evitar el consumo de sustancias tóxicas,
como tabaco y alcohol, puede facilitar el tránsito en este proceso de
cambio natural para todas las mujeres.
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